Le gusta derrochar el dinero de Huo Xishen

Pero...

—Cállate, si sigues quejándote, más te vale tumbarte en la mesa y prepararte para que te dé una paliza.

Huo Zihang en efecto se rajó y se quedó callado.

Cuando llegaron al resort, Yan Jinyi descubrió que había al menos siete u ocho miembros de la familia de la chica presentes. Aunque no estaban sentados en la misma mesa, estaban sentados cerca unos de otros y cuchicheando entre ellos.

—Maldita sea, ¿es eso necesario? ¿No es solo una cita a ciegas? ¿Por qué actúan como si fuera una boda? —Huo Zihang no pudo evitar criticar—. Segunda Cuñada, no podemos perder frente a ellos aunque seamos menos. Será mejor que no vayamos.

Yan Jinyi no pudo evitar darle una palmada en el hombro y regañó:

—Basta de excusas, ¿de verdad crees que no sé lo mujeriego que eres?

Después de decir eso, sacó una máscara de su bolso y un par de gafas con marco negro que había preparado de antemano.

—Vamos. Te cubro yo, ¿de qué tienes miedo?