Cariño, ¿te gusto?

—Señor Huo, su esposa ha vuelto con victoria —dijo Yan Jinyi.

—¿Qué estás tratando de expresar, Cariño? —preguntó Huo Xishen.

—Señor Huo, de verdad que tienes mala memoria —Yan Jinyi sonrió y se sentó en el brazo del sofá acercándose a él—. Habíamos acordado claramente que cuando terminase de lidiar con el asunto de Yang Qing, tú ibas a...

—Parece que siempre estás lujuriosa —dijo Huo Xishen tras echarle un vistazo frío al rostro de Yan Jinyi.

—¿Eh?

—Creo que ya te lo dejé bien claro la última vez, que me temo que no podrás soportarlo —afirmó Huo Xishen.

—¿Soportar qué? —preguntó Yan Jinyi con una mirada de perplejidad.

—Mi resistencia.

«¡Maldita sea! No puedes coquetear conmigo así. Claro, en realidad no quiero intimar contigo, ¡solo te estoy provocando!», se dijo Yan Jinyi para sus adentros.

—No estaba lista antes pero esta vez sí. Vamos, señor Huo, ¿te vas a quitar tú mismo la ropa o quieres que te ayude? —propuso Yan Jinyi.