Ternura

Temprano en la mañana.

Song Ning fue despertada por las inquietas manos de Mu Chen. Alejó sus manos en un aturdimiento mientras murmuraba somnolienta —Ten piedad de mí, deja de hacer tonterías. Déjame dormir un rato.

Mu Chen se volvió aún más entusiasta al escuchar su voz adormilada. La persuadió con una voz profunda —Entonces, ¿solo me das un beso, está bien?

—No —dijo Song Ning de manera decisiva. Aunque estuviera somnolienta, sabía las consecuencias de acceder a su petición.

Cada noche, Mu Chen no la dejaba en paz. Trató de razonar con él y de conmoverlo con palabras lastimeras, pero fueron inútiles. Sólo cuando ella se enfadaba él se contenía un poco.

Mu Chen también aprendió muchas maneras de persuadirla. Utilizaba palabras dulces y tiernas para convencerla, y debido a su buen corazón, él tenía éxito una y otra vez.