De camino a casa, aunque todavía se estaban tomando de la mano, no pronunciaron ni una sola palabra.
Al verlos llegar a casa, Fu Shiqin pidió a los sirvientes que sirvieran la comida, cuando de repente su cuñada corrió escaleras arriba sin mirar atrás.
Entonces ella miró a su hermano.
—¿Una pelea?
La cara de Fu Hanzheng se tensó. —¿De verdad quieres que peleemos, verdad?
Habiendo dicho esto, la siguió escaleras arriba.
En el momento en que entró en el dormitorio principal, la vio rebuscando en el armario.
Observó por un rato y vio que se estaba poniendo cada vez más ansiosa.
—¿Qué estás buscando?
—¿Dónde está mi anillo? ¿Dónde pusiste mi anillo? —preguntó Gu Weiwei mientras buscaba.
Todo era su culpa por haberle dado tantos diamantes y joyas, haciéndole tan difícil encontrar su anillo de compromiso.
Fu Hanzheng se acercó a ella y sacó la caja del anillo del cajón.
Gu Weiwei lo sacó y estaba a punto de ponérselo, cuando él tomó su mano.