Cuando Sisi y Qiao An salieron del hospital, se encontraron con Li Zecheng en la entrada. Él y su nueva novia habían venido al hospital con su hijo autista.
Qiao An se apoyó en el marco de la puerta y miró fríamente a Li Zecheng.
Li Zecheng se quedó ligeramente atónito al ver a Qiao An.
La mirada enojada de Qiao An le hizo sentir inexplicablemente culpable.
—Qiao An, ¿he oído que estás enferma? —Li Zecheng avanzó y expresó su preocupación.
—Li Zecheng, hace cuatro años, tu madre suplicó a mi Xiaoran que te guiara, y en cuenta de que salvaste mi vida, rogué a Xiaoran que te diera una oportunidad. Y tú devolviste el favor con ingratitud y aprovechaste la oportunidad para destruir el centro de investigación y desarrollo del Grupo Ángel y llevarte los negocios del Grupo Ángel. ¿No tienes miedo de que te paguen con la misma moneda? —dijo Qiao An fríamente.