—¿Mu Tingfeng, estás loco? ¡Bájame de encima! —Zhao Youlin fue tomada por sorpresa y fue presionada contra la pared por él. Para cuando se dio cuenta de que había sido presionada contra la pared, su expresión se había oscurecido y le gritó con indignación.
—Mu Tingfeng no planeaba soltarla —dijo con descontento—. ¿Cómo puedes hablar de otros chicos frente a mí? Parece que tengo que asegurarme de que entiendas bien cuál es tu situación actual.
—¿Mi situación actual? ¿Qué situación es esa? Tengo el derecho de mencionar a cualquiera que me guste. Además, son mis amigos a quienes he conocido durante muchos años. Tú lo enviaste a otro país. ¿Por qué no puedo decir algo al respecto? —Zhao Youlin estaba enfurecida por el argumento de Mu Tingfeng. Lo miró fijamente a Mu Tingfeng sin un ápice de miedo.
—Mu Tingfeng también estaba furioso al escuchar las palabras de Zhao Youlin —su rostro ya sombrío se intensificó aún más. Agarró el brazo de Zhao Youlin y dijo fríamente: