—El corazón de Nie Yufan dio un vuelco. Sin pensarlo dos veces, se inclinó y cargó a la mujer en sus brazos antes de decirle a An Yue —Sigue tú al policía para hacer una declaración primero, mientras yo la llevaré al hospital.
—Pero... —An Yue parecía preocupada. No quería dejar a An Qi en ese momento.
—No te preocupes. Yo estoy aquí. No le pasará nada —La expresión de Nie Yunfan se oscureció al hablar con afirmación.
An Yue estaba atónita y clavada en el sitio. Antes de que pudiera decir algo, Nie Yunfan había cargado a An Qi y desaparecido de su vista.
Observando desde la distancia la silueta de Nie Yunfan, An Yue intuyó que algo no iba bien. Sin embargo, su preocupación por An Qi eclipsaba este presentimiento.