—Nie Yunfan abrió la boca, queriendo rebatir, pero fue detenido por An Qi —No digas nada, escúchame —An Qi tomó una respiración profunda—. Solo quería encogerme de nuevo en mi caparazón protector, pero no pensé que mi caparazón fuese tan duro. Si me encojo, ¿no te lastimaría a ti, que te lanzabas hacia delante? Nie Yunfan, en realidad soy muy egoísta. Soy realmente muy egoísta. Te he lastimado egoístamente una y otra vez. A veces, hasta yo misma me encuentro muy fastidiosa, pero tú estás dispuesto a aceptarlo.
—Nie Yunfan bajó la cabeza y no respondió. Era desconocido si lo había escuchado o no.