—No dejes que Yun Zhen te aleje de mí... —En los oídos de Tang Moyu, sonaba ridículo e imposible, pero al mirar a Feng Tianyi, él parecía un niño pequeño que temía quedarse solo. Ella quería decir algo. Sin embargo, en cuanto levantó la mirada y lo miró directamente a los ojos, Tang Moyu pudo percibir un atisbo de desesperación en sus ojos, lo que le hizo olvidar las palabras que estaba a punto de decirle a cambio.
Siempre había tomado sus palabras en serio, pero había algo en la forma en que hablaba que provocaba una ola de emociones que no podía transmitir desde su corazón.
Ni siquiera se había dado cuenta de que el elevador se había detenido y solo parpadeó cuando Feng Tianyi la arrastró hacia afuera. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró dentro del traje que Feng Tianyi había reservado para ambos.