Tang Moyu sabía que nunca sería capaz de escapar de su pasado sin importar cuánto fingiera estar bien ahora.
Desde el momento en que tomó conciencia de su entorno, donde Zhang Wuying la torturaba emocional y mentalmente una y otra vez, hasta el tiempo en que Xing Yiyue tramaba a sus espaldas y arruinaba la vida que había intentado cumplir desde que era joven.
Ella creyó tontamente que Zhang Wuying eventualmente la amaría si persistía en esforzarse para complacer a la anciana. Tang Moyu entonces se dio cuenta de que había estado ignorando sus presentimientos desde el principio hasta ahora.
Era como una flor de loto, ajena a los dolores y a la condición sombría de su entorno. Plantó sus raíces en el lugar más turbio, ignorante de la inmundicia debajo de ella mientras florecía exquisitamente.