La noche se sentía demasiado larga para Xing Yiyue. Mientras volvían a casa, su suegra tenía una expresión sombría en su rostro mientras su esposo permanecía en silencio durante todo el viaje. Solo cuando sus guardaespaldas y asistentes se fueron, Wang Ruoxi estalló y le dio a Xing Yiyue una fuerte bofetada en la cara.
—¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Cómo te atreves a arruinar el futuro de mi hijo?! ¡Mira lo que has hecho! —Wang Ruoxi no pudo contener su ira por más tiempo. Esta noche, perdieron la cara frente a todos, convirtiendo a su familia en el hazmerreír.
Tampoco podía olvidar la sonrisa burlona de Song Huifen, recordándole que en todos los aspectos de la vida, Wang Ruoxi siempre sería la inferior entre ellas.