Li Meili hizo su mejor esfuerzo para no arrugar la nariz en desagrado cuando vio por primera vez la finca Zhang. Al igual que las otras familias adineradas del país, parecía que la familia Zhang disfrutaba de presumir su riqueza en público.
En todas partes donde miraba, había una estación de servicio en el lugar donde ella estaba mirando. Era casi cómico cuando imaginaba que la familia Zhang podría incluso colocar a alguien a guardar fuera de sus puertas como la realeza.
—¿Este es el lugar donde creciste? —preguntó ella a Zhang Jiren.
—No. La mitad de mis años de infancia los pasé en el orfanato —respondió Zhang Jiren, lo cual dejó impactada a su esposa.