Los sentimientos de un hermano

Aries permaneció en silencio, observando el comportamiento recatado de Dexter. Desde que el mensajero real anunció la candidatura de Aries, Dexter había estado actuando de manera extraña. No era que él hubiera cambiado, pero el aire que desprendía se sentía diferente.

Dexter no se opuso al decreto real e incluso organizó un gran banquete. Aún así, Aries siempre se había sentido inquieta, como si él se estuviera alejando de ella.

—¿No quieres que me vaya? —ella soltó en voz baja, observándolo levantar la cabeza.

—No —negó con la cabeza en el momento en que cruzó miradas con ella—. Claro que no.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —preguntó ella sin rodeos—. Desde ese día, comienzas a alejarte de mí. Me... duele verte alejarte más y más.

El silencio descendió en la sala de estar privada mientras se miraban el uno al otro. Un suspiro superficial se escapó de sus labios, bajando la mirada hasta que estaba observando el vaso en su mano.