Abel no armó un escándalo cuando Aries y Dexter solicitaron una audiencia para anunciar su partida del palacio imperial. Fue casi extraño para Aries, pero no se detuvo mucho en ello.
—¿Crees que él vendrá a la finca más tarde? —preguntó Aries, mirando por la ventana mientras el carruaje cruzaba las puertas del palacio.
—No me importa. —Dexter se encogió de hombros, haciendo que ella lo mirara de nuevo—. Ya estoy siendo indulgente. No lo olvides. Ahora eres una Vandran, que regresó después de ese caos en esa tierra. Su Majestad mostró generosidad para compensar al marqués.
—Además de eso, no hay nada más ni menos. La gente aún hablará de ti. Sabes qué tipo de personas hay en la alta sociedad —añadió solemnemente.
—¿Cuál es el rumor que circula en la alta sociedad ahora? —preguntó Aries, estrechando la mirada sospechosamente—. No estarías así si no fuera porque hay algo que te molesta.
—No es nada grande. Céntrate en mejorar.