—Disculpas, si mi falta de consideración les preocupó... ¡esperen! —Suzanne, Veronika y Sybil se quedaron en blanco cuando de repente Aries empujó a Suzanne hacia un lado mientras corría hacia la calle. Miraron hacia atrás lentamente, solo para que sus pupilas se dilataran al darse cuenta de que había una carreta acercándose mientras un niño cruzaba la calle.
—No —fue lo primero que se les vino a la mente al ver a Aries empujar el hombro del niño con la punta de sus dedos, pero estaban demasiado atónitas para reaccionar rápidamente.
—¡NEIGH! —El aliento de Aries se cortó cuando el sonido de los caballos resonó a su lado. Su corazón se desplomó en su estómago cuando se giró y vio a las pezuñas de los caballos suspendidas sobre ella.