Él merece todos los malos días

—¿El Gran Duque está... desaparecido? —Aries repitió las noticias que acababa de escuchar y también el motivo de la visita de Dexter.

—Él asintió. —Y lideraré la investigación ya que en este momento todos tienen las manos ocupadas.

—¿Por qué?

—Te lo acabo de decir.

—Sí, pero ¿por qué tú, de todas las personas? —Aries frunció el ceño, observando a Dexter al otro lado de la pequeña mesa redonda dentro de una de las salas de estar en el Palacio Hyacinth. Se alegró de escuchar que Dexter había solicitado una audiencia con ella esa mañana, ya que realmente necesitaba hablar con él. Sin embargo, las noticias que trajo consigo no eran lo que esperaba escuchar ni un tema que deseaba oír.

—Porque aún soy gente de Su Majestad y, a pesar de nuestra afiliación conflictiva, tengo un deber —explicó Dexter, encogiéndose de hombros.

—Pero... —ella mordió su labio inferior y suspiró—. ¿Será peligroso? ¿Estás seguro de que el Gran Duque desapareció y no se retrasó por alguna situación?