—¡Por eso! ¡Nosotros! ¡Deberíamos! ¡Dejarla! ¡Sola!
La cara de Aries se contorsionó mientras Conan ya estaba jadeando después de gritar cada palabra con tanta pasión. Así que, él también tenía miedo, ¿eh?
—Seguramente ella me mantendrá ocupado esta noche —Abel frunció el ceño mientras se frotaba el mentón—. Pospongamos esto por un mes ya que quiero disfrutar de nuestra luna de miel, cariño. No quiero que nadie irrumpa en nuestra habitación mientras estoy dentro de ti.
—¡Abel! —la cara de Aries se puso roja instantáneamente.
—Ah. ¡Mi error! —Abel se rió y luego su mirada cayó sobre Sunny—. Olvida que escuchaste eso.
Sunny simplemente parpadeó. —Desearía poder hacerlo.
—Tch —Aries chasqueó su lengua irritada—. Voy a contar hasta tres. Si no has desenterrado a mi maestra, enfrentarás las consecuencias —¡uno!
Abel miró hacia otro lado mientras la expresión de Conan se volvía aún más sombría.
—¡Dos! —Aries apretó los dientes mientras dirigía su mirada entre los dos—. Tres