Haré cualquier cosa

El amor era una espada de doble filo. El amor te convertía en la persona más feliz del mundo, flotando en la nube nueve. El amor te llevaba a lo más alto, solo para soltarte del cielo y caer de cara al suelo. El amor destrozaba tu alegría tan rápido como te hacía sonreír.

Lina no sabía qué era lo que más dolía. Su pregunta o su expresión. Atlan, como cualquier otro hombre en su juventud, parecía poderoso. Siempre lo fue. Incluso cuando la gente lo llamaba hijo ilegítimo. A ella nunca le importó. Nunca le molestó. Atlan, en todo su esplendor, estaba de rodillas ante ella.

Lina parpadeó lentamente y recordó algo que Rina, su abuela, una vez le dijo: "Mi querida niña, tienes un rostro tan bello, me harás sentir orgullosa algún día". ¿Era ese día hoy?