Lana no sabía cuánto tiempo había estado sentada allí al lado de la cuna de Lanabelle mientras miraba hacia abajo al hermoso ángel que dormía plácidamente. Lanabelle crecía más grande a medida que pasaba el tiempo. Pero aun así, su ternura nunca cambió.
No podía esperar a ver a su adorable hija crecer y sostenerse por sí misma mientras las llamaba 'Mama' y 'Papa'. Mientras imaginaba este simple momento, la alegría surgía en su corazón.
—Bebé, crece rápido para que Mama pueda vestirte y maquillarte. Tu mamá y papá ya compraron diferentes tipos de vestidos para ti. Estoy tan emocionada de atar tu cabello en diferentes estilos —Lana murmuraba suavemente, riéndose de ese pensamiento.
Ser madre no era fácil. Pasaba noches en vela sólo arrullando a su pequeña ángel en sus brazos, asegurándose de que se sintiera cómoda y se alimentara a tiempo.