—¿Qué quieres decir? ¡Mira la audacia de este hombre! Por un lado, él profesa su amor por mí y por el otro, no deja de llamarme tonta —todo tiene un límite.
—En lugar de explicárselo, estás intentando consolarlo. Necesita aprender o este caso seguirá repitiéndose —¡así que ahora también me culpaba a mí!
—Estás siendo completamente irrazonable aquí. Necesitaba tu seguridad. Al final, es solo un niño —le respondí igualando su tono y actitud.
—Va a cumplir 12 este Octubre, y ya es Septiembre desde mañana, ¿cómo es él un niño? —él sacudió la cabeza, como si no fuera a cumplir 12 sino 20.