Punto de vista de tercera persona
—Killian —Isabela lo llamó con todo el amor y cuidado que pudo reunir—. Se estaba cansando de este acto, especialmente cuando sabía que otros ya conocían la realidad. Antes era fácil mentir, pero se estaba volviendo una carga día tras día.
Miró alrededor para ver si su criada había regresado, pero no estaba. Maldijo a su criada, ni siquiera sabía el nombre de la criada para verificar su paradero.
Killian estaba montando un caballo cuando escuchó la voz de Isabela. Se giró para verla acercándose hacia él y suspiró. Entonces su madre tenía razón, Isabela había venido a disculparse. Ahora tenía que asegurarse de conseguir muchos testigos y luego enfrentarla. Sentía que le venía un dolor de cabeza.
Pero al mismo tiempo estaba emocionado por cumplir el deseo de su madre. Ella le había dicho que si Isabela era sorprendida acosando a un niño, entonces nunca podría recuperar su respeto en la sociedad y su nombre quedaría completamente manchado.