Le tomó un considerable esfuerzo a Lynn Clark ponerse al día, solo para ver que Adam Jones ya se estaba subiendo al asiento del pasajero, mientras su conductor la esperaba con la puerta trasera del auto abierta.
Al verlo tomar el asiento del pasajero, su corazón se llenó de decepción. Esperaba sentarse junto a él.
—Srta. Clark, por favor.
—Gracias.
Ella agradeció suavemente al conductor y luego se acomodó en el auto.
Nunca pensó que tocaría un auto como este, un vehículo de lujo de edición limitada multimillonaria en su vida, y mucho menos viajar en uno, con un conductor para abrirle la puerta.
El auto salió lentamente del hospital. Sentada en el vehículo, Lynn tocó el valioso asiento de cuero debajo de ella, con un aura de dinero impregnando todo, haciendo que su corazón vagara entre el asombro y el deseo.
Ansiaba una vida similar a la de los antiguos emperadores.