—Está bien, te haré caso, no beberé más.
—Mmm, duermámonos ya, estoy cansada.
—Está bien.
Adam se acostó al lado de Elly, pensando en cómo la había ignorado todo el día, se sentía increíblemente culpable. Las manos que la sostenían se apretaron subconscientemente.
Al día siguiente, Elly no fue a la empresa con Adam sino que acompañó a La Vieja Dama al templo a ofrecer incienso.
La Vieja Dama visitaba el templo para ofrecer incienso cada quince días del mes lunar.
Desde que Elly había regresado con William, quizás porque La Vieja Dama se sentía de buen ánimo, su salud también había mejorado mucho.
—William y la Bisabuela van a entrar a rezar, que el Bodisattva nos bendiga para que Mami pronto te dé una hermanita.
Elly, parada frente al Buda y apoyando a La Vieja Dama, no pudo evitar sonreír irónicamente ante sus palabras.
Esta abuela y su nieto siempre pensaban en que ella tuviera más hijos.