—No, este no es su distante jefe Adam Jones, debe haber sido cambiado.
—¿Podría ser que hace unos días tuvo un conflicto con su esposa y algo estimuló su cerebro, convirtiéndolo en una persona más amable?
—Observando cómo el CEO entraba al ascensor del personal con un brinco en su paso, los empleados que acababan de entrar instantáneamente se pusieron rígidos.
—Buen... buenos días, CEO. —dijeron.
—Buenos días. ¿A qué pisos van? —preguntó el CEO.
—Los empleados de varios departamentos que tomaban el ascensor para trabajar con el CEO por primera vez estaban tan nerviosos que se olvidaron de presionar los botones del ascensor.
—Cuando el CEO les preguntó, de repente se sintieron halagados y sobresaltados.
—5... 5º piso. —dijo uno.
—8... 8º piso. —murmuró otro.
—26º piso. —indicó un tercero.
...
—Viendo al CEO pacientemente presionando los botones del ascensor para todos sin una pizca de disgusto, todos los empleados contenían la respiración.