—Bueno... es solo que estoy aburrida sin nada que hacer, y no es que esté cansada ni nada de eso.
Frente a la interrogante de Elly, Helen desvió la mirada algo culpable.
Elly, sin embargo, no le creyó. Los archivos estaban apilados como una montaña frente a ella. ¿Si solo fuera por matar el aburrimiento necesitaría tantos?
Sabía que Helen simplemente estaba intentando adormecerse con trabajo para olvidarse de Harry Hall y todo lo relacionado con él.
Esa era la razón por la que insistió en llevarla a un viaje para respirar aire fresco, y mantener un ojo vigilante sobre ella le daría algo de paz mental.
Ya de por sí delgada como un palo, si dejaba a Helen a su suerte, ¿acaso le importaría su vida?
—¿Aburrida, dices? Ven y diviértete conmigo, olvídate de todo.
Helen descubrió que desde que su mejor amiga se había vuelto a casar con Adam Jones, ese cerdo de patas, su personalidad también había comenzado a inclinarse más hacia él.
De manera abrumadora.