La cara de Zhai Sheng se oscureció. —Está bien, no quiero hablar más de esto, no sea que diga algo que te hiera. Pero Mamá, tengo que decir que no es de extrañar que a mi abuelo le gustaras y que insistiera en que Papá se casara contigo. En cierto modo, tu temperamento es muy similar al temperamento de mi abuelo.
Ella era tan autoritaria como su abuelo, y todo debía hacerse según sus gustos y disgustos.
—¿Qué palabras hirientes vas a decir? —El semblante de Miao Jing cambió. Lo miraba con dolor en los ojos.
Su hijo había crecido y ya no obedecía sus palabras. Zhai Sheng aún no se había casado con la dama y ya se oponía a ella por esa dama.
—Pisa el acelerador —Zhai Sheng se sintió sofocado. No había forma de que pudiera comunicarse con su madre.
—Tú... —La atmósfera en el coche era peor que durante la comida.