Jugando en el Manantial Caliente

Ella levantó la cabeza, y la luz fluía a lo largo del arco formado entre su barbilla y su cuello. Feng Qing mordió suavemente sus labios rosados, y sus largas y negras pestañas temblaban delicadamente. Gotas de agua cristalina rodaban por su rostro vino tinto, y su sudor se mezclaba con el agua de la fuente termal.

—¡Splash! El hombre, que había alcanzado el límite de aguantar la respiración bajo el agua, emergió de repente. Chorros de agua se deslizaban por el cuerpo del hombre.

La luz en la habitación iluminaba el cuerpo mojado del hombre. Gotas de agua que eran como gotas de lluvia se deslizaban por el contorno de su espalda tensa. El hombre pasó su grande mano por su cabello y miró a los ojos de ella, que estaban llenos de una tentación fatal.