No muy lejos, un grupo de hombres en trajes negros y gafas de sol se acercó rápidamente.
Hoy era un día grandioso; nada podía salir mal.
—Señorita Wang, ¿necesita ayuda con algo? —preguntó de inmediato el personal de seguridad líder.
—Llegas justo a tiempo —dijo de repente Wang Chenchen con plena confianza—. Estas personas son unos estafadores del continente, y sospecho que tienen identidades dudosas. Exijo que los expulses de aquí inmediatamente.
Al oír esto, el guardia de seguridad se puso a sudar frío.
—Señor, ¿puedo ver su invitación? —miró a Guo Yi con los ojos llenos de una mirada asesina.
—No tengo una —negó Guo Yi con la cabeza.
—¿No dije que se coló? —Wang Chenchen empezó a reír triunfalmente.