Al día siguiente.
Banderas de colores se agitaban en la brisa, y todas las cosas desprendían aroma.
En la cima de la Villa Puerta del Dragón, se erigía un edificio antiguo y grandioso, colosal y majestuoso, que exudaba una presencia abrumadora.
En la entrada, se reunían autos de lujo y la multitud estaba presente.
—¿El señor Li aún no ha llegado?
—Extraño, después de todo, este es el territorio de los Lis. No tiene sentido que no abran las puertas a esta hora.
—Tal vez les falta confianza en la ronda de hoy de Alquimia Dao, por lo que simplemente optaron por no venir —la multitud discutía entre sí.