Un grupo de personas subió apresuradamente unos pocos escalones y sacó telescopios de sus mochilas para mirar hacia la lejanía.
—Madre mía, más de una docena de monstruos parecidos a lobos grises, cada uno de dos metros de altura, estaban luchando con los aventureros en las cercanías.
Llenos de terror por este mundo desconocido, su pelaje se erizaba, y sus piernas, tan robustas como las de un yak, parecían haber sido severamente heridas al salir del Reino Secreto.
Aun así, su tamaño, equivalente al de un buey ordinario, enviaba escalofríos de miedo a todos los humanos presentes.
En este mundo, los lobos están casi a la par con los perros.
Pero ahora, esta manada de lobos eran seres colosales, dos o tres veces más grandes que leones o tigres.
Mostraban sus colmillos ferozmente, arrastrando sus extremidades heridas y cargando sistemáticamente contra la multitud de personas.