El Equipo de Combate Especial del Grupo Dragón había construido dos bases en este mundo.
Una de ellas era la base frente a ellos, que cubría un área equivalente a varios campos de fútbol.
Era un campamento estándar al aire libre, con muros de hormigón reforzado que lo rodeaban.
Los muros tenían tres metros de espesor y diez metros de altura.
El exterior estaba lleno de marcas de garras y rastros de sangre que aún no se habían desvanecido.
Cada diez metros, se montaba una ametralladora pesada para protección.
Uno podía imaginar lo intensa que había sido la batalla inicial.
En algunos lugares, el hormigón se había agrietado hasta tres metros de profundidad, lo que indicaba el enorme poder de la Bestia Demoníaca que lo había causado.
El campamento tenía de todo: lugares especialmente diseñados para alojamiento, para investigación científica y numerosas instalaciones recreativas.
Incluso se podía jugar baloncesto o fútbol en los momentos libres.