capítulo 31

Al llegar, fue al fondo, y había docenas de personas.

Estaban sus dos padres, sus hermanos y hermanas con sus parejas, su tío Daniel con su pareja y su primo.

El mejor amigo de su padre con su señora y sus tres hijos.

Otros amigos de su padre y amigas de su madre.

Su padre lo guio hasta la punta de la mesa, fue a la parrilla y saco las carnes y embutidos qué le pidió su hijo.

Y en su plato había una gran cantidad de papas hervidas aun calientes.

Agarro un tenedor y un cuchillo, abrió verticalmente un pan, agarro un chorizo, le puso mayonesa y comió.

Mientras comía su choripán comía papas y bebía gaseosa.

A la vez que escuchaba las conversaciones en la mesa, a su lado su padre le preguntaba si queda algo más.

Después de terminar su sanguche, comió un pedazo de vacío un muslo de pollo, al terminar dejo que su cuerpo procese la comida.

Un rato después le pidió a su padre más carnes y este le hizo caso.

Al terminar de comer, solo siguió tomando gaseosa y escuchaba las charla de los adultos.

Movía su cabeza de un lado a otro escuchando atentamente cada palabra o eso pensaba.

Ya que entraba por un oído y salía por el otro.

Al sentir un poco de frío, fue adentro a buscar una campera y de la nada escucho la palabra guitarra.

Al darse vuelta, notó que su le hizo el gesto de la guitarra para que la traiga.

Tadeo hizo una mueca de molestia y asco.

Pero al final le hizo caso.

Al ponerse una campera negra y una guitarra en mano fue al lado de su padre.

Su tío (tono de cariño) Nelson ya tenia una guitarra al igual que su tío (de sangre) Daniel.

Su padre tenía el bombo, y se dio cuenta que iba estar unas buenas horas tocando.

Las mujeres se hicieron un gran grupo y los hombres lo mismo pero aun manteniendo su cercanía.

Y se volvió más unido ya que iban a cantar folclore.

Como los hombres ya tenían varias botellas de vino y cerveza y en su cuerpo, entraron en su estado zen de vivirla demasiado las canciones.

Las mujeres eran lo mismo excepto la madre de Tadeo ya que nunca tomaba pero tenía un copa de vino medio llena.

Obviamente su padre les dijo al resto como tocar y la letra como eran.

Ante esto, su hermana comenzó a tomar fotos a todos como recuerdo.

Tocaron cuando llora mi guitarra con una gran emoción y fuerza, haciendo que los vecinos llegarán a escucharlos.

Pero a ellos no les importa ya que estaban haciendo lo mismo.

A todo esto, los únicos amargados del grupo eran Tadeo, Eduardo, Curillan (amigo de su padre) porque boca había empatado el superclásico de milagro.

Eduardo le contó como fue e incluso si no lo vio, el enojo de Tadeo era evidente.

Mientras entregaba la guitarra a Curillan, Tadeo hablo con Eduardo con la cerrillana de fondo.

-mira esto mano, me lo dio una gringa.- dijo Tadeo mientras entregaba la tarjeta.

-California, los ángeles ¿Qué le dijiste?- preguntó Eduardo.

-que siga esperando, no me interesa ir hasta allá. Además solo viviría ir estudiando y acostumbrarme a su cultura.

La verdad que incluso pensarlo me una paja terrible.- dijo suspirando frustrado por el hecho de pensarlo.

-además de que es peligroso… bueno peligros es en todos lados no pero que se yo.- Dijo Eduardo.

-si obvio pero prefiero estar cerca de ustedes y crecer acá.- dijo Tadeo cruzando los brazos y la capucha tapaba su rostro.

-aprovecha de acerté un nombre y tal vez vayas a un concurso de canto internacional.- comentó mirándolo.

-para atraer más atención capaz cante en otros idiomas.- dijo Tadeo divertido.

-¿Cómo cuales?- preguntó su hermano.

Pero el niño solo se encogió de hombros.

-por cierto escuche que tuviste problemas con una pendeja.- dijo cambiando de tema.

-a si… una niña llamada Aveluz… Kessler creo que es el apellido, era re cargosa y me enoje.- dijo Tadeo.

-la próxima ignórala y listo, así no molestas más a mamá.- dijo Eduardo.

-si ya se pero también tengo un límite, igual le insultas solo una vez y llora.- agregó el niño.

-no son como vos Tadeo, vos te la bancas… más o menos.- dijo divertido al final.

-Eduardo.-

-¿Qué?-

-chúpame un huevo y sóbame el otro.-

-…- Al escuchar esto le amago de que le iba a pegar pero Tadeo no le hizo caso.

Mientras hablaban el mayor de los cuatro hermanos se unió a su conversación.

-¿Qué contaste de interesante?- dijo diego.

-nada.- dijo simplonamente Tadeo.

Diego sin mirarlo espero unos segundos y como dedujo el niño comenzó a hablar.

-encontré una niña interesante por decir de algún modo.- dijo mientras ocultaba su rostro con la capucha.

-¿interesante como que?- preguntó diego.

-no como de gustar sino como amistad por así decirlo, como vos y la María.- dijo Tadeo recordando a la mejor amiga de su hermano.

-entiendo… ¿Dónde la conociste?- preguntó de nuevo.

-en el café, fue con su madre y me preguntó si quería que estudiará para los lares de allá.-

-osea que es gringa.- comentó Eduardo y el niño asintió.

-hacete amigo mientras podas o todavía no podes…- dijo diego mirando a Tadeo.

-por lo que se, eran su madre y ella, y si vinieron con un hombre, tal vez tienen dos semanas a tres de vacaciones.- dijo Tadeo moviendo su cabeza pensando.

-yo digo que ya fue, mándale fruta. Total no perdes nada.- dijo Eduardo.

-¿vos decís?- dijo con duda el niño.

-por tenes que comenzar, no vas a estar con miedo a las mujeres toda tu vida. Tu mano en algún momento se va cansar.- dijo riéndose al final.

Y esto fue lo mismo con sus hermanos.

-sos un tarado…- dijo riéndose un poco más.- tenes razón, le voy a decir Alessandro este fin de semana que ella venga con su hija.-

El asado duro hasta la medianoche, sobrando un montón de comida y gaseosa.

Todos se despidieron calurosamente entre si, Tadeo fue a lavarse los dientes con pasta, se los enjuago, se saco la remera y se fue a acostar.

Era obvio que titán fue a su entrepierna a acostarse, y como tenía un poco de frío estaba bien.

Y en el momento en que cerró los ojos y los abrió notó que estaba amaneciendo.

Eran las seis de la mañana, se levantó y fue para la cocina, noto a su madre preparando unos sanguches para él y su padre.

La pava ya estaba lista, saco un saquito de mate cocido, le puso el agua caliente y varias cucharas de azúcar.

Un mate cocido con un sanguche de vacío frío, al terminar se lavó los dientes y se puso su uniforme.

Y en menos de cinco minutos su padre ya estaba listo para el día.

Al llegar al jardín, Marcelo solo le acaricio la cabeza y se fue, mientras que Tadeo entraba e iba al aula.

Como siempre era el primero en llegar, dejo sus cosas en el garfio de la mesa mientras que dibujaba.

Estaba dibujando el rostro de su amor de niño.

Poco a poco le dio más detalles, diferentes gestos o puntos de vistas.

Y dibujo tras dibujo comenzó a hacer cosas diferentes, dibujo a animales, personajes de cómics y mangas.

E incluso a si mismo pero con un conjunto de forma muy diferente de el.

Su pelo largo permanecía, un cuello negro ceñido a la piel, una camisa naranja y corbata negra y pantalones de vestir negros con zapatillas del mismo lugar.

Se pregunto si con este cuello haría que su canto se volviera tapado o normal.

Aunque ayer se tapo con la campera y sus hermanos lo escuchaba claro incluso con la música fuerte.

Y al estar concentrado en sus pensamientos, su ceño fruncido desapareció.

Solo quedo su mirada en blanco y sus labios se juntaron un poco.

Pero volvió a la realidad cuando una mano se movía enfrente suyo.

Ante esto parpadeo y su ceño fruncido volvió con rapidez.

Notó que era Aveluz, solo suspiro cansado y espero a que hable ella.

-¿Tadeo puedo pedirte algo?- dijo ella mirándolo expectante.

-si decime.- dijo resignado.

-¿podemos volver a comenzar? Es decir, como si nada hubiera pasado.- dijo ella.

Al escuchar esto, Tadeo hizo una mueca de ¿Qué?

-eso sonó raro. Pero no importa, bueno dale, empiezo yo primero, soy Tadeo Ledesma y tengo cinco años.- dijo el niño.

-bien… soy Aveluz Kessler y tengo cinco años.- dijo mientras sonreía y sus pecas aumentan su belleza.