Chica Peligrosa

Antes de que se acercara el toque de queda, Anastasia ya se había retirado a la mansión, ansiosa por terminar el día. Cada paso que daba era cauteloso, sus ojos se desviaban hacia cada rincón y sombra. Lo último que quería era cruzarse con Avery, sin importar la razón o circunstancia.

Después de las historias que las dos sustitutas habían narrado antes, Anastasia confirmó que Avery era en efecto una psicópata, alguien de quien debía mantenerse alejada si quería mantenerse viva hasta el día en que pudiera salir de ahí.

—¡Anastasia! De repente escuchó que alguien la llamaba desde atrás. Se volvió hacia la voz y era Eve.

Eve la envolvió en un abrazo tan lleno de calidez que Anastasia casi se derrite. Aunque detestaba a Samantha con todas las fibras vivas de su cuerpo, estaba contenta de que Eve estuviera justo frente a ella.

—¿Cómo has estado? —preguntó con preocupación en su tono.