La persona en su sueño sintió calor: una mano acurrucada alrededor de su cuello y otra envolviendo su cintura.
En ese momento, ¿cómo podría Rey encontrar un ápice de sueño?
Ese movimiento inconsciente puso su cuerpo entero en llamas.
Pero la persona dormida no tenía idea de lo que estaba haciendo. Solo sentían que la persona a su lado era reconfortante, y se acurrucaron inconscientemente más cerca de su abrazo.
La persona en sus brazos no mostró restricción; en cambio, una de sus manos comenzó inconscientemente a desabotonar el cuello de su camisa y se deslizó dentro.
A medida que la mano suave y sin huesos aterrizó, Rey entrecerró los ojos, una ola de curiosidad inundaba sus pensamientos.
Ya fuera por lo extremadamente ligero que era la persona en sus brazos, su cuerpo frágil, sin huesos, o sus acciones tipo gato, nada de eso parecía algo que un hombre haría naturalmente.
Esta feminidad revelada inconscientemente era bastante extraña.
¡Parecían cada vez más una mujer!