Las intenciones de Belka eran buenas, pero la realidad era cruel.
Barrett había sido manipulado por Yan Ling, dejándolo sentirse completamente ahogado. Al ver a Belka actuar tan inconsideradamente, su ira se encendió y le dio una bofetada en la cara.
—¿Quién demonios crees que eres? Si no fuera por ti, ¿estaría yo en tal predicamento? ¡Si te atreves a interponerte en mi camino otra vez, te mataré en el acto!
Belka quedó atónita por la bofetada.
—Sr. Barrett, usted es el hijo del Emperador Subterráneo; seguramente no le teme al Imperio Oscuro, ¿verdad?
—¿Estás sorda? ¿Lo estás?
Barrett levantó la mano y le propinó a Belka una buena paliza, dejando ambos lados de su cara hinchados.
Belka levantó apresuradamente los brazos para bloquear los golpes.
—¡Me equivoqué, Sr. Barrett. Deje de pegarme!