Después de recuperar el aliento, Linxi se esforzó por sacudir la cabeza hacia Luo Qi, su actitud aún era resuelta.
—¡Luo Qi, si te atreves a abrir ese túnel, te odiaré por el resto de mi vida!
¡Preferiría morir antes que permitir que Rey encuentre a ese maldito Wesley!
Sin embargo, ella pasó por alto completamente lo profunda que era la obsesión de Luo Qi por ella.
Al oír cómo se expresaba, Luo Qi le dio una sonrisa amarga.
—Linxi, siempre te he escuchado en el pasado, pero esta vez necesitas escucharme a mí. Eres más importante para mí que cualquier cosa en este mundo, ¿así que puedes dejar de ser obstinada esta vez?
—No... —Linxi adivinó la elección de Luo Qi e intentó detenerlo.
El hombre en la silla de ruedas no tenía paciencia para dejar que se desahogaran el uno al otro. Simplemente le tapó la boca.
Luo Qi, temiendo lastimar a Linxi, llevó al hombre a la sala de control sin decir una palabra.