—Pequeño Guangtou se estremeció de miedo ante esa frase. Si ya no le gustaban las mujeres, ¿no significaba que le gustaban los hombres?! —se preguntaba aterrorizado.
—¿Estaría en peligro más tarde? —se cuestionaba.
—¿Qué debería hacer? —consideraba.
—Aunque admiraba mucho a Li Jingming y estaba dispuesto a dar su vida por él, si involucraba ese tipo de cosas, sería bastante embarazoso —reconoció.
Por estar reflexionando sobre estos asuntos y no prestar atención, Pequeño Guangtou no se percató de un coche que se dirigía hacia ellos hasta que Li Jingming rugió irritado:
—¿Quieres llevarnos a todos a la tumba contigo?
Se recuperó rápidamente y giró frenéticamente el volante. Los dos vehículos pasaron rozándose, evitando por poco un choque mortal.
—Lo siento, jefe... ¡No fue intencional! —se sintió extremadamente culpable.
—¿En qué diablos estás pensando? —Li Jingming parecía enfadado.
—Jefe, yo...