"Intriga y Bromas en los Pasillos"

Luego de unos días que los Gryffindors festejaron. En los pasillos, caminando hacia la escalera, se encontraron con una extraña situación.

Que atrajo la atención del trío de oro que se dirigía a su aventura diaria.

"Silbido" una suave melodía alegre se escuchaba de fondo con pasos suaves y controlados.

"¿Qué es eso?" preguntó Ron, apuntando a la persona que se acercaba.

"Creo que es el jefe Stephen" respondió Harry, también pegándosele la manera de llamar los gemelos a Stephen.

"Lleva algo atado en su hombro. ¿Parece una persona?" Hermione, sorprendida de lo que veía, llamó la atención de Stephen.

"Hola, trío de enanos, ¿qué hacen? ¿Metiéndose en problemas de nuevo? Si siguen así, harán que nos descuenten puntos otra vez. Eso es ser un mal niño" dijo Stephen en burla al trío que lo miraba sin saber si preguntar.

Hasta que Harry por fin se animó. "J-Jefe Stephen, ¿el que lleva atado es Draco Malfoy?" preguntó suavemente, con nerviosismo, viendo al atado Slytherin que se movía tratando de liberarse.

"¿Que el rubio se llama Draco? Pff, qué nombre tan tonto" dijo Stephen mientras se burlaba de la personita que sostenía como si fuera un costal, todo amarrado.

"Mmm mmm" Draco intentó defenderse, pero como tenía la boca amarrada, solo se escuchaban gemidos.

"¿P-Por qué lo llevas atado y amordazado?" preguntó Hermione.

"Porque es muy ruidoso. Lo encontré molestando a Neville y a algunos pequeños de Gryffindor, así que lo voy a llevar a ver si Fluffy tiene hambre en el tercer piso" dijo Stephen fácilmente, como si dar de comer a un perro de tres cabezas fuera algo normal.

"¿Fl-Fluffy? ¿Te refieres a ese gran perro de tres cabezas?" preguntó asustado Ron, aunque también un poco alegre sobre el futuro imaginario del rubio de Slytherin.

"Mmm mmm m" Draco, al escuchar dónde lo llevaban, empezó a intentar soltarse, obviamente sin suerte.

"No debes. Está prohibido, y sobre todo, eso sería asesinato" dijo Hermione, siendo la voz de la consciencia.

"Eso dicen. Pero yo nunca dije que era un perro de tres cabezas, así que parece que los pequeños enanos estuvieron en lugares prohibidos también" dijo Stephen burlándose.

"Nosotros…"

"¿Qué están haciendo?" Antes de que Harry pudiera responder, la profesora McGonagall giró en una de las esquinas y los vio a los tres, y sobre todo a Stephen, con un joven atado en sus hombros que peleaba por liberarse.

"Mierda, McGonagall. ¡Corran, tontos!" dijo Stephen mientras soltaba a Draco en el suelo sin piedad y empezaba a correr. Y los tres tontos, sin saber qué hacer, corrieron detrás de él mientras McGonagall gritaba de fondo.

"No sirve de nada correr, señor Stephen. ¡Ya lo vi! ¡50 puntos menos para Gryffindor!" Pero no corrió tras ellos, ya que primero tenía que ayudar al pobre Draco Malfoy.

Luego de un rato de correr y perder el aliento, los tres pudieron alcanzar a Stephen, que ya se había reunido con los gemelos y los demás, que estaban descansando del entrenamiento.

"Stephen, ¿para qué corrimos si de todos modos nos iban a descontar puntos? Hubiera sido mejor si nos hubiéramos quedado cuando nos encontró McGonagall" dijo Hermione con nerviosismo, como si nunca hubiera escapado de un profesor.

"¡Jefe, fuiste a divertirte sin nosotros! ¡No se vale!" "Así es, y nosotros aquí sudando y entrenando con todo nuestro espíritu" dijeron los gemelos, ganándose una mirada exasperada de todos sus compañeros de entrenamiento hacia los dos vagos, que apenas entrenan, y lo peor es que son dos de los mejores luchadores del grupo de tercer año.

"Simplemente quería asustar a un pequeño matón, no es nada" dijo Stephen con una sonrisa, recordando cómo el Slytherin rubio casi se orina.

"Entonces, ¿ustedes por qué andan paseando y no vinieron a entrenar hoy? Habían dicho que estaban ocupados" dijo Stephen mirando al trío que parecía haber recuperado el aliento.

"Sí, estamos ocupados" dijo Ron a la defensiva, aunque también se alegraba de no tener que entrenar con sus hermanos.

"Lo que pasa…" Harry dudó unos segundos mientras miraba a sus dos amigos. A lo que estos asintieron, sabiendo lo que iba a decir Harry.

"Es que estamos buscando información sobre Nicolas Flamel. ¿Ustedes saben quién es?" preguntó Harry, mirando a los gemelos y a Stephen.

Estos tres se miraron unos segundos y empezaron a reír como locos.

"Jajaja, claro que sí lo conocemos. Es mi abuelo" dijo Stephen sin aguantar la risa.

"También es mi maestro de alquimia" "el mío también. Aprendimos de él cuando fuimos a casa de Stephen" dijeron los gemelos también con grandes sonrisas, como si miraran a tres tontos.

"Si no lo saben, solo díganlo. No es necesario que se burlen. Vamos, Ron, Harry, sigamos buscando" dijo una Hermione enojada, llevándose a los otros dos tontos.

Luego que se fueron, Stephen miró a su alrededor, donde todos lo miraban un poco sorprendidos por lo que acababa de pasar.

"¿Qué? Pero si dije la verdad" dijo Stephen sin entender lo que acaba de pasar.

"Nosotros también" ambos gemelos remarcaron.

"*Suspiro* Eso pasa cuando no se toman nada en serio, idiotas" la que contestó fue Angelina Johnson, un poco exhausta, mientras los demás Gryffindors asentían.

"Bueno, basta. ¡Sigan entrenando! Hoy el entrenamiento va a ser el doble" gritó Stephen bajo la mirada que le dieron sus compañeros de casa como venganza.

"¡Quéee!"

"¡Nooo!"

"¡Angelina, es tu culpa!"

"¡Qué! ¡Yo dije la verdad, idiotas!" dijo Angelina enfadada, y luego le lanzó una mirada enojada a Stephen, que se hizo el distraído mirando una piedra.

"Está bien, es broma. Pero hoy tengamos un entrenamiento sin magia. Ya hice enojar a la profesora McGonagall, no quiero ser enviado a limpiar los baños de nuevo" dijo Stephen recordando cómo la profesora descubrió lo que más odiaba. Aunque se había hecho amigo de Myrtle la Llorona, era un poco insoportable si la escuchaba por 2 horas seguidas, que era el tiempo que lo obligaba la profesora a limpiar los baños.

Una de las razones por las que empezó a escapar cuando veía a la profesora McGonagall mientras estaba haciendo bromas.

"Por cierto, escuchamos que tienes una reunión con Alastor Moody y algunos altos mandos de los aurores" preguntó Fred.

"Sí, un par de chicos de Gryffindor se unieron a los aurores y mostraron el guante mágico que transporta al criminal a una cápsula. Y los sorprendieron, también demostraron el nivel de entrenamiento que tenían aquí" dijo Stephen con orgullo.

"¿Quieres decir que con el entrenamiento que tenemos aquí también servirá para unirnos más fácilmente a los aurores?" uno de los chicos preguntó con alegría, ya que parecía ser su sueño unirse al cuerpo auror.

"Tal vez, pero debes recordar que también tienen en cuenta tus EXTASIS, así que no te ilusiones y estudia bien" dijo Stephen reventando su burbuja, haciendo que todos recordaran que el EXTASIS en pociones es lo primordial para poder entrar a los aurores.

Y recordando a su profesor de Pociones, muchos pusieron mala cara.

"Bueno, basta. Empiecen a entrenar de una vez. El ganador, como siempre, se gana un día de descanso" dijo Stephen, que de repente se dio vuelta sin terminar lo que estaba por decir.

"¿Qué pasa, jefe?" preguntó George, dándose cuenta de la extrañeza de Stephen.

"Nada, sentí que alguien me miraba. Tal vez me pareció" dijo Stephen mientras se volvía, pero se mantenía un poco en guardia. Pero estando en Hogwarts, era poco probable que alguien lo atacara. Y sobre todo, la mirada no era de mala intención.

"Bueno, como dije, día libre al ganador. Armen los grupos" gritó Stephen.

Mientras tanto, en una de las torres se encontraba Dumbledore junto a un hombre lleno de cicatrices, que en su mano tenía un bastón que usaba para caminar, y lo que más llamaría la atención era un ojo postizo que sobresalía y se movía en direcciones aparentemente al azar, pero no era así, ya que estaba observando los movimientos de todos los que estaban entrenando en el patio.

"Parece que tiene una buena percepción. Y su método de entrenamiento… es como si hubiera entrenado gente toda su vida. Tienen una base bastante firme, mejor que muchos aurores" dijo el hombre.

"Por lo que sé, él entrena desde que tenía, por lo menos, 4 años. Y sus compañeros se unieron a él en el primer año de Hogwarts" respondió Dumbledore.

"¿Me estás diciendo que en menos de 3 años hizo que magos novatos, que seguramente no entrenaron en su vida, tengan ese nivel? Cuando vi a los dos muchachos que se unieron a los aurores, incluso sospeché que fueran espías."

"Mm, espero no los hayas atacado por eso, Moody. Son buenos niños que se esforzaron en ser fuertes" dijo Dumbledore, mirando a Ojoloco Moody.

"No les hice nada, solo los tenía en la mira hasta que me dijeron dónde aprendieron a pelear y de dónde sacaron esto" dijo Moody mientras mostraba a Dumbledore una especie de guante que brillaba en dorado.

"Oh, ¿y eso es?" preguntó Dumbledore intrigado, viendo la magia que emanaba y las runas que brillaban en el objeto.

"Es un guante de contención que libera un hechizo que aprisiona al que golpee en una cápsula" dijo mientras sacaba una cápsula de vidrio donde se podía ver a una persona golpeando la pared de vidrio.

"Este es Oliver Scum. Un asesino despiadado que se llevó la vida de tres aurores. Para su mala suerte, se encontró con uno de los novatos que hacía su patrulla y fue atrapado" dijo Moody con desprecio hacia el prisionero.

"Oh, eso es muy útil para atrapar criminales. Ya veo por qué el interés en el joven Flamel" dijo Dumbledore, dando el apellido de Stephen, tal vez conociendo a su amigo Moody para que no sospeche tanto del chico.

"¿Flamel? Ya veo, tiene sentido. Si puede crear algo así… Aunque por las pruebas que hicimos, el rayo que envía se puede contrarrestar con un escudo si se tiene suficiente astucia y agilidad. Ayudaría mucho a los aurores cuando se enfrentan a magos oscuros" dijo Moody, explicando a Dumbledore el porqué de su interés.

"Ya veo. Entonces llamaré al joven Flamel para que se reúna contigo en mi oficina, si no te molesta."

"Está bien. De todas formas, tenemos que llamar a Amelia Bones para que participe en la reunión" dijo Moody mientras se movía hacia la oficina.

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