Para una sorpresa

Nyx se dirigía de regreso a los aposentos de los sirvientes. El doctor todavía estaba intentando todo lo posible para reanimar a Klaus. En su camino, pasó junto a dos criadas chismeando.

—Escuché que el nuevo guardia fue llevado a la sala del trono a primeras horas de esta mañana, me pregunto cuál es exactamente su problema —una de las criadas movió la cabeza.

—Parece ser problemático, no sé por qué, pero algo en él no me da buena espina.

—Aunque es guapo —se rió—. Sus ojos grises son iguales a los del rey.

Nyx las escuchó hablar, e inmediatamente supo que hablaban de Archi. Su corazón se hundió al escuchar que había sido llevado a la sala del trono otra vez.

—¿Qué ha hecho ahora? —sus labios temblaron.

Empezó a apresurarse hacia los cuarteles de la guardia en vez de eso, no quería que su hijo resultara herido, no cuando era el único que le quedaba.

En su ansiedad, no se dio cuenta de que alguien venía en su dirección. Chocó con la persona.