[Perspectiva de Margarita]
Donald soltó mi brazo y se levantó del suelo.
Se quitó la chaqueta y la colocó sobre mis piernas, su gran mano acariciando con delicadeza mi oreja y mejilla, confortando en silencio mis preocupaciones.
Levanté la mirada hacia él, sin entender del todo por qué tenía que enfrentarse a muerte con Enrique justamente ahora, ¡pero sabía que no podía detenerlo, ni debía hacerlo!
Una batalla entre Donald y Enrique parecía inevitable, un asunto inalterable para cualquiera.
Tragué las palabras que quería usar para persuadirlo más y dije suavemente:
—Ten cuidado.
Donald me miró y soltó una risita suave, respondiendo con gentileza:
—Deberías confiar en tu esposo. Soy el mejor sucesor en la historia de la Familia Real de Hombres Lobo. ¿No es acaso sencillo matar a un traidor que ha traicionado a su propio país?