Apenas el sonido de la alarma de mi teléfono retumba en mi habitación, me despierto de golpe. Son las 5:00 AM, y el día que tanto temía ha llegado. Hoy no es un día cualquiera; es el primer día de clases en una nueva escuela. Podría ser emocionante para cualquiera, pero para mí es solo el inicio de otra tragedia inevitable. Después de todo, cualquier relación que intente construir aquí no será más que otra pérdida anunciada.
—¿Ya estás despierto, Hermano ? —La voz de mi hermana pequeña, siempre tan temprano y energética, me saca de mis pensamientos.
—Eso debería preguntártelo yo... ¿No es muy temprano incluso para ti?
—¡Hoy es el primer día de clases! Debo prepararme. Tú también deberías estar emocionado, ¿no? —Su entusiasmo es como un rayo de sol que penetra en la sombría nube que me envuelve.
—Bueno... supongo que sí. —Corto la conversación antes de que se dé cuenta de lo poco que quiero hablar. No es que no la quiera, es solo que sé que hablar demasiado conmigo podría hacerle daño. Ya ha sufrido bastante.
Me preparo un desayuno rápido, apenas un café negro y una tostada sin nada encima. No es que me falte apetito, es solo que comer más sería admitir que tengo esperanzas en este día, y eso es algo que no puedo permitirme. Decido salir antes de lo usual hacia la escuela, el silencio de la mañana es el único compañero que no me juzga.
Mientras camino, mis manos tiemblan al abrir el folleto de la escuela. Es una institución de élite, mucho más allá de lo que podría aspirar un chico como yo. Solo los hijos de personas importantes, genios o aquellos con un talento excepcional son aceptados aquí. La pregunta de por qué fui aceptado, después de lo que ocurrió el año pasado, sigue rondando en mi mente. Mi madre debió mover cielo y tierra para conseguirme un lugar, y eso solo añade más peso a la carga que llevo.
El folleto explica que la escuela divide los seis años de secundaria en dos, algo poco común en mi ciudad. Pero esas diferencias no me importan; no tengo intención de unirme a ningún club, ni de involucrarme en nada que me haga destacar. Solo quiero sobrevivir a las clases y volver a casa sin que nadie me note. Sin embargo, no puedo evitar sentir un vacío creciente en mi pecho, sabiendo que incluso este plan simple tiene un gran problema.
—¡Oh, Aaron, te encontré!
El timbre de voz de mi mejor amigo, Oliver, rompe la tranquilidad que tanto apreciaba. No necesitaba girarme para saber que era él; solo él podría hablar con tal despreocupación en un día como hoy.
—Hola, Oli. —Intento sonar más animado de lo que realmente estoy, pero la máscara es tan delgada que se podría romper con un suspiro.
—Me imaginé que intentarías ir solo a la escuela, así que vine a buscarte. ¿Pensaste que podrías escapar de tu mejor amigo?
—Mejor amigo... Tal vez único amigo. —Mi voz se endurece, no por desprecio, sino porque es la verdad más pura que conozco.
—Mejor calidad que cantidad, ¿no? —Oliver se ríe, como si su simple optimismo pudiera ahuyentar las sombras que me rodean.
Este es Oliver Amande, un torbellino de energía que nunca me dejó solo, incluso después de que todos los demás me abandonaron. Sabe lo que ocurrió el año pasado, lo que hice, y aún así decidió quedarse a mi lado. Por eso, a veces pienso que es más idiota que héroe.
—Estoy ansioso por ver cómo es esta preparatoria. ¿Crees que el equipo de fútbol esté a mi nivel?
—Si solo fuera un poco más estricto con las notas... —Me esfuerzo por mantener un tono neutro mientras miro el folleto que sostengo en mis manos.
—Bah, con mantener todo aprobado es suficiente. Además, me aceptaron porque quieren que saque campeón al equipo de fútbol, no por mis notas. —Lo dice con una confianza que envidiaría cualquier rey.
Oliver es realmente un gran jugador, eso no puedo negarlo. Estaba a punto de entrar a un equipo famoso, pero decidió inscribirse en esta escuela conmigo. Dice que no quiere depender solo del fútbol, pero sé que es solo una excusa para no dejarme solo en estos tres años.
—Bueno, siempre es bueno tener un plan B...
—¡Siempre tan aburrido, Aaron! —Oli hace una mueca, exageradamente dramática—. Pero dime, ¿vas a unirte a algún club o algo por el estilo?
—Ya sabes que no volveré a jugar al baloncesto, y prefiero evitar cualquier interacción. Solo quiero terminar las clases e irme a casa.
—Lo suponía...
Y justo en ese momento, un auto se detiene frente a nosotros.
—¡Sí, sí, ya te escuché! —Una chica baja del auto, claramente molesta. Su expresión furiosa es seguida por una puerta del auto que casi azota.
Es entonces cuando la veo. Su cabello rubio oscuro cae en suaves ondas sobre sus hombros, sus ojos celeste brillan con una intensidad que hace difícil apartar la mirada. Es más baja que nosotros, pero su presencia es innegable. Ella es hermosa, sin duda, pero no puedo permitirme esos pensamientos. No puedo dejarme llevar por algo tan insignificante como el amor a primera vista... No de nuevo.
La chica se sonroja al darse cuenta de que la estamos mirando, y se acerca a nosotros con una sonrisa nerviosa.
—Lamento la escena que vieron. Solo fue una pelea normal con mi madre. Últimamente ha estado muy pesada.
—No te preocupes, no vimos mucho, y además estamos apurados para llegar a la escuela, ¿verdad, Oli? —Intento cortar la conversación antes de que se extienda. Ella parece extrovertida, exactamente el tipo de persona de la que debería mantenerme alejado.
—Espera, Aaron, fíjate bien. ¡Lleva el uniforme de nuestra escuela!
Maldición. Quería evitar que Oli lo notara, pero ya es demasiado tarde.
—Así que también van al Instituto Wood, ¿eh?
Por favor, no lo digas. No lo digas, por favor...
—¿Qué tal si vamos juntos al instituto?
Y... lo dijo. Pero no ella, sino el idiota que tengo al lado. Lo miro con el ceño fruncido y él pone cara de no entender lo que me pasa, pero sé que sí sabe y se está riendo por dentro.
—Me parece bien. Aparte, ustedes son nuevos en este instituto, ¿no? Yo les puedo decir dónde se encuentra cada sector.
No me agrada la idea de ir con ella, aunque esa información que tiene sí puede ser valiosa.
—Por cierto, me llamo Oliver Amande, y él es Aaron Eiche. Un gusto. ¿Vos cómo te llamas?
Cuando le dice nuestros nombres, pone una cara de sorpresa y sospecho que puede ser por dos razones.
—Sí, él es el famoso jugador estrella de fútbol, que jugaba en el club de esta ciudad hasta hace poco, ¿te suena, no? —digo esto con la esperanza de que me diga que sí.
—Oh, no tenía idea, no me gusta mucho el fútbol. Mi nombre es Jazmín Maple, pero pueden decirme Jaz.
No lo conocía, o sea que es por la segunda razón, conoce lo que pasó el año pasado. El lado bueno de esto es que se va a alejar sola y no tendré que esforzarme en alejarla, aunque viéndola no creo que quiera interactuar con alguien como yo, aunque no supiera lo del año pasado.
—Un gusto, Jaz. Espero que nos llevemos bien.
Eso dice Oli y me golpea sutilmente en el hombro sin que Jaz se dé cuenta. Oh, supongo que tendré que hacerlo.
—Sí, espero que nos llevemos bien.
—Sí.
Ella sonríe después de decir eso, tiene una dulce sonrisa y por lo que veo es de las que no querrían herir sentimientos ajenos, por lo que me tocará a mí hacer que se aleje de mí. Por lo pronto los dejaré a ellos dos solos y haré como que me olvidé algo para poder escapar.
—Oh, creo que me olvidé de traer mi agua, voy a comprar una en alguna tienda de por aquí, ustedes mientras sigan yendo a la escuela y luego yo los alcanzo.
Sí, esta es la mejor manera para salir de aquí.
—Yo siempre traigo más de una botella por si me falta más, ¿querés que te dé una?
—Oh no, recién nos conocemos, sería una falta de respeto, seguro hay una tienda cerca, no tienes que preocuparte por m... —no puedo terminar la frase ya que cuando me doy vuelta vi algo raro.
—¿Qué pasa, Aaron? No pudiste terminar la oración y ahora te cambió la cara por completo.
—Te ves pálido también, no se te habrá bajado el azúcar, siempre traigo algunos dulces de más también, ¿no quieres algunos?
Ella abre su mochila y tiene dulces como para alimentar a diez niños, pero eso no es lo que me preocupa ahora.
—N-no pasa nada, es solo que me pareció ver una silueta familiar. Y me recordó algunas cosas.
En ese momento la cara de Oli cambia por completo y se pone serio, aunque habla tan animado como siempre.
—No le des importancia a esas cosas, seguro estás imaginando cosas, y sé cortés y agarra la botella y dulces que Jaz está compartiendo contigo si no quieres que me enoje.
No me queda de otra que hacer lo que él dice, ella me dice que no hay problema con darme la botella de agua mineral, aunque tiene la cara diferente a la de hace un rato. Quizá ya la espanté.
Hmm, quizá ya se dio cuenta que no debería estar cerca mío, me haría un gran favor, la verdad.
Seguimos caminando y hablando, aunque en realidad hablan solo ellos dos y yo solo contesto con sí y no a sus preguntas. Luego de ese sufrimiento, llegamos al instituto.
—Wow, sabía que era grande, pero no pensé que tanto.
—Jeje, sí. Todos reaccionan de la misma manera la primera vez que lo ven.
—¿Tú ya habías venido a este lugar antes, Jaz? —le pregunto con intriga.
—Mm, sí, hice visitas cuando estaba en tercero de secundaria para ver si me gustaba el lugar y eso, ja ja ja —por alguna razón se siente incómoda con mi pregunta, aunque no sé la razón. Creo que mi pregunta fue bastante normal.
—Ya que vinimos medio temprano, ¿por qué no nos muestras mejor los lugares que tiene el instituto, Jaz? —Oliver dice esto, aunque ya sé la razón por la que preguntó esto.
—Claro, ¿hay algún lugar en especial que quieran ver?
—Donde se practica fútbol —Oli grita de forma efusiva.
Lo sabía.
Una vez que estamos ahí, Oliver nos dice que él se quedará ahí ya que quiere comprobar todo lo que tienen para ofrecer en el sector de fútbol, pero que continuemos viendo el instituto nosotros dos. No sé por qué, pero creo que lo hizo a propósito, dejándome solo con esta mujer sabiendo que no quiero relacionarme con nadie, ya me las pagará.
Cuando nos estamos yendo, siento como él se ríe en mis espaldas y me irrito, pero está pasando algo peor. Estoy caminando yo solo con esta chica por el instituto donde la gente podría vernos, y si me reconocieran podría traerle problemas a ella.
Sin embargo, no estoy tan podrido por dentro como para decirle que se vaya. Y llegamos a un lugar y nos detenemos.
—Este es el gimnasio, donde se practican varios deportes que no son al aire libre, como voleibol o baloncesto. ¿Quieres pasar y verlo por dentro? Tiene muy buena tecnología para ser un instituto y está muy bien cuidado, aunque yo no soy una experta en deportes.
Me pongo tenso y siento que estoy por tener un ataque de ansiedad, y supongo que se me nota en la cara, ya que Jaz me agarra de la mano y me arrastra con ella.
—Mm, supongo que a ti tampoco te gustan los deportes, ¿eh? Vamos, quiero mostrarte la biblioteca que es enorme y tiene libros que ya casi no se consiguen.
Ya veo, tenía razón. Ella sabe lo del año pasado, entonces ¿por qué? ¿Por qué razón ella sigue al lado de un asesino?
Me muestra la biblioteca y ella tenía razón, es increíblemente grande y tiene libros de lo que sea que busques. Supongo que pasaré bastante tiempo aquí, ya que es muy grande y no creo que venga mucha gente aquí, por lo que podré pasar desapercibido.
Suena el timbre, lo que significa que están por empezar las clases.
—Por cierto, ¿qué salón te tocó?
—El 1-B. ¿Sabes cómo llegar a él?
—Oh —dice sonriendo—. Estamos en la misma clase, vamos, yo te guío hasta allá.
Ni loco puedo entrar con ella al aula.
—Tengo que ir al baño, así que solo dime cómo llegar, de lo contrario, podrías llegar tarde.
A regañadientes, me dice cómo llegar y nos separamos. Voy al baño y espero unos minutos antes de dirigirme hacia el aula.
Pasados unos minutos, voy hacia el aula pensando en qué lugares me quedan para sentarme. Pensé mucho en esto cuando supe que iba a volver a la escuela.
Muchos pensarían que el mejor lugar para pasar desapercibido es en la fila que da a las ventanas, pero no al lado de las ventanas, sino atrás de los asientos que tienen ventana, pero según mi investigación, esto no es así. El mejor lugar es en la fila que da al pasillo, de dos a cuatro asientos detrás de la puerta para entrar al aula, ya que es el último lugar al que se le presta atención cuando la gente entra al aula.
Solo espero que me quede uno de esos lugares, y que no tenga gente popular o que llame mucho la atención cerca de ahí, ya que eso también sería un problema para mí.
Llego al aula y entro.
Por suerte veo que el cuarto asiento después de la puerta no está ocupado y no hay nadie al lado, así que rápidamente voy a sentarme ahí y me pongo a leer un libro, tapándome la cara con el libro.
Pasan unos minutos y llega una profesora. Todos nos paramos para saludar.
—Buenos días, alumnos. Desde hoy soy la profesora encargada de la clase 1-B.
Es una mujer alta, pelo marrón oscuro, ojos también marrones y con una mirada muy recta, algunos incluso podrían decir que da miedo. Pero dicho todo eso, tiene su encanto en su rigidez.
—Mi nombre es Sonia Cook y abogo por la educación de mis estudiantes. Trataré de exprimir todo el conocimiento que puedan, pero también quiero justicia en el salón de clases y no permitiré faltas de respeto a profesores ni entre ustedes, ahora, si entendieron bien esto, creo que nos llevaremos bien.
Luego de decir eso, esboza una pequeña sonrisa y comprobé que sí es realmente muy bella.
—Ahora propongo que hagan una pequeña presentación cada uno para que se vayan conociendo.
Justo lo que me temía, tener que presentarse es lo peor que me podían pedir, pero bueno, tendré que hacerlo, ya que es mejor llevarse bien con esta profesora, además, tarde o temprano ya sabrán quién soy.
—Bueno, comencemos de mi izquierda, la primera fila, y así consecutivamente.
Bueno, al menos tuve suerte y soy de los últimos en presentarse, cosa que es bueno porque en ese punto la gente ya presta menos atención, y más si hago mi presentación algo corta y aburrida.
Empiezan las presentaciones y todas se ven bien, ya que prácticamente este momento te catalogará en una sección de la pirámide de popularidad. Por eso, todos se toman en serio esto de presentarse.
Pasan varios nombres de los cuales sinceramente ya me olvidé y no planeo recordarlos hasta que escucho esto.
—Un gusto conocerlos a todos. Soy Violeta Alberdo, mis amigos me llaman Viole. Me gustan mucho las películas, la música, salir con mis amigas y últimamente me interesan un poco más los deportes, aunque no sea muy buena en ellos. Eso es todo, espero que nos llevemos bien —dice una chica rubia con un mechón verde en el pelo.
El problema no es su presentación, sino que es la persona que lo dice. Supongo que se terminó, pensé que podría tener unos días al menos de tranquilidad, pero el pasado se descubrirá antes de lo pensado. Igualmente, seguiré con mi plan de una presentación aburrida y corta.
—Bien, el que sigue, tú.
La profesora dice eso y me señala a mí. Es mi turno de presentarme, sin embargo, luego de escuchar que ella está aquí no puedo hacerlo, sé que dije que no me importaba nada de esto, pero al ser la primera vez que la veo desde aquella vez causó algo en mí.
—Disculpe, profesora, pero no me siento bien, tengo que ir a la enfermería. Y sin dejar que conteste, salgo corriendo del aula.
—Pero ni siquiera se presentó —dice la profesora con una cara sorprendida.
—Bueno, continuemos con la clase.
—Disculpe, profesora —dice un alumno levantando la mano.
No puedo creer que salí corriendo del aula, creí que tenía todo controlado.
Creo que no va a ser tan fácil.
Tengo que mantener alejados a todos y no dejarme llevar por mis emociones para no volver a cometer el error de aquella vez y lastimar a más gente.
Llego a la enfermería y me acuesto en una camilla que había ahí. A partir de ahora, tengo que controlarme. Esta vez fue porque hace mucho no veía a alguien de esa época, pero no puedo dejarme llevar. Aparte, ella debe odiarme con todas sus fuerzas, así que no es como si yo me acercara cambiara algo.
Me duermo sin querer en la camilla hasta que me despiertan voces.
Al parecer están hablando afuera de la enfermería.
—Ya te dije que no te voy a dejar pasar.
—Pero quiero saber si está bien.
—Está bien, lo acabo de ver y estaba dormido. Ya puedes irte.
—Por favor, déjame pasar —se puede notar tristeza mientras dice esto.
—Si querías verlo, deberías haberlo hecho hace un año, no ahora.
Se escucha cómo la chica empieza a llorar un poco.
—Escucha, no quiero pelearme contigo sin sentido, solo vete, es lo mejor para Aaron y lo sabes.
No se escuchó nada más después de eso.
Entra a la enfermería Oli.
—Oh, ¿ya estás despierto? Creo que ya te tomaste un buen descanso, pero es hora del almuerzo.
—Sí, adelántate a la cafetería, me termino de despertar y voy para allá. Por cierto, Oli, escuché que estabas hablando con alguien afuera hace un momento.
—Ah... eso, no te preocupes, ya solucioné todo, solo era una chica que quería que me una a un club.
—Hmm, ya veo. Bueno, vete antes de que te dejen sin comida en la cafetería.
—Es cierto, apúrate a levantarte y ven.
—Sí.
Así que él no me va a decir qué es lo que pasó antes, eh, seguro lo hace por mi bien. No puedo seguir dependiendo de él así, tengo que volverme más fuerte y superar esto.
Salgo de la enfermería y me topo con alguien conocida.
—Oh, Aaron, nos volvemos a encontrar.
Justo una de las personas que no me quería encontrar más el día de hoy.
—Oh, claro —digo de la forma más seca posible para ver si me puedo ir de aquí.
—¿Estás yendo a la cafetería? ¿Quieres que vayamos juntos?
¿Qué puedo decirle a una chica como ella para no tener que llevarla conmigo?
—Lo siento, Jazmín, pero ya quedé con Oliver y creo que él quería hablar de algo importante, quizá la prox...
No termino de decir la frase cuando ella ya me estaba contraatacando.
—No te preocupes, me lo crucé hace un rato y me dijo que podía comer con ustedes —dice con una sonrisa pícara, como sabiendo que yo le diría algo del estilo.
¿Por qué quiere acercarse a mí a como dé lugar? ¿Será de esas locas aficionadas a los asesinos?
—¿Por qué quieres acercarte a mí tanto?
—Mm, digamos que me caíste bien y me pareces interesante. ¿Está mal?
Llegados a este punto, no me queda más que el último recurso. Quería deshacerme de ella de forma educada, pero con esto seguro me deja en paz.
—Escucha, Jazmín, hay algo que deberías saber. No tienes que acercarte a mí porque tu vida irá en picada al igual que tus relaciones con los demás. Todo el que se acerca a mí es afectado y arruinado. Es como mi superpoder. Y principalmente no deberías acercarte a mí porque soy —y lo digo con los ojos bien abiertos para hacer énfasis— un asesino.
Para mi suerte, veo cómo pone la cara que ponen todos cuando escuchan esto de mí y me voy antes de que siquiera me pueda decir algo.
—Nos vemos, fue un gusto —le digo sabiendo que probablemente no nos acerquemos más.
Voy de camino a la cafetería y veo cómo Oli me llama con la mano arriba para que vea dónde está.
Lo veo, pero no solo es eso, al lado de él está ella.
¿Se ve que no entendió bien lo que le dije o quizá fui muy suave con mis palabras?
No lo creo, creo que hasta puse énfasis en asesino.
—Hola, Oli, Jazmín.
—Hey, ¿es todo lo que vas a decir? No seas maleducado con nuestra nueva amiga, no es como que muchos más se nos vayan a acercar —dice con una sonrisa en el rostro.
Aunque no lo diga, el hecho de que no se nos acerque gente es que ya me reconocieron y no quieren acercarse a mí, ya que Oli debe ser muy popular por su actitud, aunque solo sea el primer día.
—Por cierto, Oli, ¿no compraste nada en la cafetería mientras me esperabas?
—Oh, lo olvidé por completo.
—Siempre lo mismo, suerte que hice más comida hoy. Te comparto.
—Oh —dice Jazmín con una cara inquieta—. Yo también hice comida de más, si quieren podemos compartir los tres.
En ese momento se prendió el foco en mi cabeza y lo comprendí.
Ella estaba intentando ser amable conmigo porque le gusta Oli, tiene sentido ya que muchas chicas se le acercan siempre, aunque a él no le interesa nada por el momento.
Tienes mi apoyo, Jazmín, ahora es mi turno de apoyarte. Los dejaré sutilmente solos y de paso ella queda a solas con él y yo me quedo solo como siempre fue el plan.
—Oh, cierto, la profesora quería verme a la hora del almuerzo, será mejor que vaya si no quiero tener problemas.
—¿Pero y tu comida? —dice Oli con cara de desconcierto.
—No pasa nada, solo cómanla ustedes, pero junten el tupper y los cubiertos si pueden y me los das mañana, Oli.
Y cuando me paro para irme, Jazmín me agarra de la manga de la camisa como para retenerme.
Cuando estoy por decirle que me tengo que ir, le veo la cara sonrojada que tiene.
—¿No puede quedarte e ir después?
No me digas que es de las que se avergüenzan de estar a solas con el chico que le gusta.
Si me voy, le voy a dar problemas, no queda de otra que quedarme.
Tsk, y yo que quería irme. Pero bueno, también tenía hambre.
Va transcurriendo la charla y todo va normal, o eso me gustaría decir.
Cada vez que intento que ellos hablen de sus gustos, ella desvía la charla hacia mí y me hace preguntas de todo tipo.
En un momento se levanta Oli y dice que se irá al club de fútbol.
—¿Qué? Pero si recién terminó el horario del almuerzo.
—Cierto que no lo escuchaste porque estabas en la enfermería, pero por ser el primer día nos dejan irnos después del almuerzo, y del club nos dijeron que es una buena oportunidad de presentarnos y conocernos.
—Ah, es eso. —Por cierto, cuando Oli dijo que estuve en la enfermería, Jazmín no se sorprendió, ¿será que era con ella con quien hablaba Oli?
—Por cierto, ¿quieren acompañarme hasta el club y luego se vuelven a casa?
—No, Jazmín debe estar ocupada, piensa más en los demás antes de imponerles algo.
Digo con la esperanza de que ella ni diga...
—De hecho, no estoy ocupada, me encantaría.
Ya sabía que diría algo como eso.
—¿Ves? Vamos antes de que se me haga tarde.
Y así fuimos a acompañarlo.
Cuando llegamos, Oli nos despide, y yo saludo a los dos y me preparo para irme a casa, cuando Oli me detiene.
—¿Qué haces? ¿Vas a dejar que Jaz se vaya sola?
—Pero si es temprano, recién el sol está en su punto más álgido.
No entiendo por qué me dice esto.
—Ese no es el punto, Dios, eres un idiota —dice completamente furioso mientras Jazmín ríe por la situación—, solo acompáñala y trata de no cagarla más.
¿En qué la cagué exactamente? Me pregunto, si lo que ella quiere es estar con él y yo quiero no verme envuelto en sus relaciones, ya me ha pasado eso antes y no es lindo.
—Está bien, si es que vos también estás de acuerdo, Jazmín.
—Sí, claro, acompáñame hasta la parada del colectivo —dice con una gran sonrisa.
Mientras vamos caminando, me pongo muy nervioso, ya que la única persona con la que he hablado este último año es Oli, exceptuando a mi familia, aunque tampoco es que hable mucho con ellas.
—Oye, por cierto, ¿por qué estuviste en la enfermería hoy?
Oh, creí que Oli le había contado al ver su reacción, pero al parecer sospeché mal.
—Solo se me bajó la presión, pero ya estoy mejor.
Veo cómo pone una cara rara con una mirada un poco fría para ser ella.
—Veo que también eres bueno mintiendo, ¿eh?
—¿Eh?
—No te obligaré a que me digas la verdad, pero ¿qué te parece si yo te ayudo?
—¿Ayudarme? ¿A qué?
—Si te ayudo a reponerte, no sé qué te hizo poner así de sombrío, pero yo puedo ayudarte.
—Así es como soy.
—Sé que eso no es cierto, Oli me lo dijo.
Ese entrometido.
—Tal vez antes no era así, pero ahora yo decidí que esto es lo mejor para todos. Así que estoy bien así.
No entiendo por qué es que quiere ayudarme. Ah, cierto, quiere sumar puntos con Oli, seguramente.
—Escucha, si quieres ayudarme porque te gusta Oli, no tienes por qué hacerlo. Esto no sumará puntos, él es raro en el sentido amoroso, solo céntrate en él.
—Oh, así que crees que quiero ayudarte para gustarle a tu amigo.
—¿No es por eso?
¿Acaso me equivoqué?
—Entonces, ¿por qué quieres ayu...
Me interrumpe y no me deja terminar la frase.
—Si es que quieres creer eso para que me dejes ayudarte, entonces cree eso.
—No, aunque sea eso, no quiero que te me acerques, aunque sea para ayudarme.
—¿No te parece triste vivir así? —dice ya de una forma más enojada y en un tono más elevado.
—Tal vez, pero es la manera en la que nadie saldrá herido.
—Salvo tú, ¿no es así?
En este punto, ya me estoy enojando. Tal vez tenga razón ella, pero debo irme de aquí.
—Mira, no llegaremos a ningún lugar peleando. Dime qué es lo que quieres para dejarme en paz.
—Ya te dije qué es lo que quiero. Y también creo que no saldrá nada de esto si seguimos así. Por eso, ¿qué te parece si tenemos una competencia? —dice con una sonrisa en el rostro.
—¿Una competencia? ¿De qué tipo?
—El que haga más triples en un minuto. Jugabas baloncesto en secundaria, ¿no? Te estoy dando ventaja y todo.
—Así que Oli te contó eso, eh. Bueno, está bien, acepto si con esto me dejas tranquilo.
—Vamos, si yo gano, tú dejas que te ayude, y si tú ganas, no me acercaré más a ti. ¿Te parece?
—Me parece bien.
No sé qué tan buena será ella en baloncesto, pero en mis épocas yo era bastante bueno. Y por lo que recuerdo, a ella no le gustaban mucho los deportes, aunque eso no quiere decir que no los haya practicado.
Debería tener ganado esto.
—Si no te molesta, voy a empezar yo —dice ella mientras se ata el pelo, no había apreciado bien su cara, pero en realidad es muy linda.
—Adelante.
Ella toma el balón y empieza su minuto.
Van pasando los segundos y no puede meter ninguna.
Le quedan 30 segundos y no puede aún.
—Maldición.
Ya le quedan unos 10 segundos, puedo ver que su tiro no es tan malo, pero falta práctica. Tal vez jugó de muy chica en la primaria o así.
Cuando quedan unos 3 segundos, tira el último tiro y anota.
—Uf, esto fue más difícil de lo que pensé —dice ella secándose el sudor de la cara con una toalla.
—Igualmente, lo hiciste bien. Cuando me dijiste que no te gustaban los deportes, creí que no habías jugado nunca a ninguno.
—Oh, así que te diste cuenta de que jugué al baloncesto en algún momento.
—Sí, por tu forma de tiro, no suele ser la que enseñan en educación física de escuelas normales.
—La verdad es que hice baloncesto y voleibol cuando era muy chica, pero al tiempo terminé dejando. De hecho, pensé que iba a meter al menos tres tiros, pero bueno, eso es por dejarme estar.
—Bien, voy a comenzar.
Jazmín me pasa el balón y en ese momento ya me empiezo a sentir raro.
Camino hacia la posición para comenzar, pero no puedo concentrarme. Ese momento.
Siempre está ese momento en mi cabeza.
—Bien, comienza tu minuto.
Pasaron diez segundos y aún no puedo tirar, no es que no sepa cómo, sino que mi cuerpo no me deja tirar.
Hace mucho no tiro al aro, pero debería ser capaz de meter dos tiros al aro para ganar, pero no puedo.
—30 segundos.
Al parecer perderé, no superé para nada mi trauma.
Yo creía que estaba listo para continuar y dejar el pasado y de molestar a las personas que me importan.
Pero al parecer estaba equivocado. Sigo en el mismo pozo que hace un año.
Ya no escucho a Jazmín decir el tiempo, probablemente siente vergüenza de mí en este momento.
Tal vez ahora sí la alejé, aunque no de la forma que yo quería.
Noto cómo pone su mano en mi espalda y me dice:
—Ves, todos necesitamos ayuda. Hasta tu cuerpo sabe que te estás autodestruyendo alejando a todos.
—Además —dice con una sonrisa—, yo gané, ¿no es así?
—Sí —le digo con una tímida sonrisa—, ganaste.
—¿Y qué es lo que quieres hacer para ayudarme? Te advierto que aunque no haya podido tirar al aro, sigo pensando que mi forma de no meterme con nadie sigue siendo lo ideal.
—No haré nada muy complicado, solo seré tu amiga. Desde este momento, tienes dos amigos. Y tal vez en el futuro podrás seguir sumando a la lista.
—¿Solo eso? ¿Hicimos todo esto solo porque querías ser mi amiga?
—Sí —dice con la sonrisa más grande que le he visto hasta el momento—, y prepárate porque dicen que de amiga soy muy pesada, al mismo tiempo, trataré de que puedas manejar este trauma que tienes con las personas.
—Pero... ¿por qué haces todo esto? ¿Por qué te importo tanto como para hacer esto?
—Porque odio la injusticia —dice esto con una cara de profunda seriedad, al punto de que cualquier persona le creería lo que dice.
O sea que ella sí sabe bien lo que pasó el año pasado. Ya veo, aunque por el momento no voy a darle vueltas a este asunto, lo mejor es dejarlo así.
—Ya veo, está bien. Perdí, así que a partir de mañana llevémonos bien.
—Claro, hasta mañana.
Y así fue mi primer día en mi nueva escuela. No todo salió como quería. ¿A quién quiero engañar? Nada salió como quería, pero al menos parece que no va a ser tan aburrida como creía que sería.
Aunque sé que en algún momento la voy a cagar, como siempre.
Espero sinceramente que no pase esta vez y que alguien vuelva a terminar herido.