8) La Familia (2)

Ahora pasemos al segundo y único hijo varón, Riuz Black. El pequeño de cabello negro y ojos grisáceos… la mayoría de las veces. A diferencia de su hermana mayor, era activo, pero no alcanzaba su nivel de energía. Le encantaba jugar y pasar tiempo con sus madres en diversas actividades. Aunque también leía, no lo hacía con la misma intensidad o complejidad que Hermione.

Riuz era el hijo más "normal" de la familia. Pero si incluimos el aspecto mágico, resultaba ser el más peculiar de todos. No por su interés en la magia, sino por la naturaleza de sus capacidades, que se manifestaban de forma accidental. Fue el que más veces perdió el control de su magia, pero curiosamente también el más consciente de ella. Había tres aspectos mágicos en los que sobresalía.

Lo primero que sus madres notaron fue su habilidad para cambiar de forma. De manera accidental, Riuz alteraba su apariencia física: color, tamaño, rasgos, según su estado emocional o incluso por estar demasiado concentrado. Pronto fue identificado como un metamorfomago, como su prima. Sin embargo, a diferencia de ella, no mostraba torpeza al usar esta habilidad, aunque tampoco tenía un control total sobre ella.

Hablando de su prima, a sus madres les hubiera encantado poder contactar con Andrómeda y su hija para compartir experiencias y permitir que sus hijos conectaran con alguien similar. Pero eso era imposible. Ted Tonks, el esposo de Andrómeda, falleció debido a las heridas sufridas durante el escape de Bellatrix, y desde entonces Andrómeda culpaba a su hermana, rompiendo la relación entre ambas.

Volviendo a Riuz, su capacidad de transformación no podía ser enseñada por nadie cercano, pues nadie compartía esta habilidad. Sus madres solo pudieron ayudarlo a controlarla lo mejor posible. Con el tiempo, Riuz mejoró lo suficiente como para poder asistir a una escuela muggle, aunque siempre bajo la advertencia de sus madres de mantenerse cerca de Hermione para cubrirse mutuamente si algo "mágico" ocurría.

Además de su habilidad para cambiar de forma, Riuz tenía dos manifestaciones mágicas notables que parecían bastante constantes. La primera era una energía celeste que, cuando se liberaba, parecía curarlo, fortalecerlo o protegerlo. Esta magia aparecía generalmente cuando tenía el deseo de ayudar a otros o cuando se concentraba en hacer algo con diligencia. La otra era una energía rosa, mucho más problemática, que solía alterar objetos o su naturaleza, como transformar una silla en un gato montés agresivo o volver líquido el suelo bajo sus pies. Esta magia emergía cuando Riuz estaba buscando diversión o experimentaba emociones negativas, como enojo o tristeza.

Ni Bellatrix ni Pan tenían idea del origen de estas habilidades. Si bien un mago común podía realizar actos similares, en Riuz era tan instintivo como respirar, y los efectos no desaparecían rápidamente como los de la magia común. Todo en él era natural, como lo era su metamorfomagia. Bellatrix intentó investigar más sobre el tema, pero no logró descubrir nada, por lo que, finalmente, aceptaron estas peculiaridades como parte de su hijo. No olvidaban que sus hijos no nacieron de manera natural, ya que los órganos reproductivos de Bellatrix fueron creados por magia oscura en un momento de locura. Se habían integrado tanto a su cuerpo que su pene era completamente físico, y no contenía rastro de magia alguna. Ni siquiera podría deshacerse de él con magia sin dañarse a sí misma, como lo haría un hombre común tratando de desaparecer su pene.

Por último, tenemos a la pequeña Luna Black Lovegood, tranquila y serena. De cabello blanco y ojos azules como zafiros, y hermosa como el signifacado de su nombre. Era lo opuesto a su hermana mayor. No era ni activa ni inquieta, aunque sí curiosa, pero sin ese ansia de aventura que caracterizaba a Hermione. Luna era especial en muchos sentidos, hasta el punto de preocupar a sus madres.

Luna parecía, por momentos, completamente desconectada de la realidad. No se quejaba ni se movía, simplemente observaba todo a su alrededor con sus hermosos ojos azules. Al principio, sus madres no notaron nada inusual, pues aún era un bebé, pero con el tiempo se hizo evidente que algo no estaba bien. La pequeña podía pasar horas mirando un punto fijo, y con el tiempo, esta actitud se reflejó en su capacidad para realizar tareas repetitivas sin mostrar la más mínima intención de cambiar o innovar, así mismo como no llegar a aburrirse nunca. Aunque tenía momentos de brillantez, era fácil distinguirla de los niños comunes.

Su personalidad hacía que rara vez causara problemas, pero su comportamiento resultaba preocupante, especialmente al crecer. Luna parecía no tolerar bien lo desconocido, o más bien, a los desconocidos. Dentro de casa, era una niña encantadora, aunque con algunas peculiaridades. Sin embargo, fuera de casa, la situación cambiaba. Luna mostraba un miedo profundo hacia lo desconocido, especialmente a las personas. Salir al pueblo con ella resultaba complicado, ya que se aferraba a alguna de sus madres o a sus hermanos, quedando completamente inmóvil, observando todo a su alrededor con una mirada congelada y los ojos muy abiertos. Las multitudes parecían desencadenar pánico en ella, y también se mostraba incómoda en lugares nuevos, aunque si no había gente, podía manejarlo mejor.

De hecho, si no estaba acompañada por alguien de su familia, podía llegar a quedarse inconsciente con los ojos abiertos. Sin embargo, siempre que estuviera con alguna de sus madres o hermanos, lograba sobrellevar la situación y, con el tiempo, acostumbrarse lo suficiente como para interactuar más con el mundo exterior. Dentro de casa, era otra historia. El hogar parecía ser un lugar que Luna consideraba seguro, lo que le permitía moverse con mayor libertad. Incluso si había visitas, mientras pudiera ver o escuchar a su familia, se mantenía medianamente tranquila, aunque a veces algo nerviosa o tensa. Parecía necesitar un proceso gradual para acostumbrarse a cada lugar o persona nueva, siempre con el apoyo de su familia. Afortunadamente, con el tiempo fue mejorando, aunque seguía sintiéndose cómoda solo con los suyos.

Sus particularidades emocionales también se manifestaban en otros aspectos menores. Cuando estaba estresada o alterada, le gustaba dormir abrazada a alguien de su familia, preferiblemente sin ropa, ya que disfrutaba apoyarse contra la piel y percibir los olores con mayor claridad. Luna parecía tener una sensibilidad especial en cuanto al olfato y el tacto. Entre sus preferencias para dormir, primero estaba Pan, seguida de Jean, luego Riuz, después Bellatrix, y por último Hermione.

Según la propia Luna, cada uno de ellos le proporcionaba una sensación diferente. Pan, al ser quien la trajo al mundo, le transmitía una extraña calma, además de oler a leche, lo cual le resultaba reconfortante. Le gustaba acostarse sobre Jean cuando estaba ligeramente sudada tras un baño, ya que sentía que eso le ayudaba a organizar sus pensamientos. Dormir sobre Riuz era como descansar en una cama de pétalos de rosa, pero al mismo tiempo sentirse cubierta por una manta que la protegía con una barrera impenetrable. Bellatrix, aunque le agradaba, se movía mucho mientras dormía y la abrazaba con demasiada fuerza. Y Hermione... bueno, no es que no le gustara su olor o el tacto de su piel, que describía como divertido y ligeramente picante, pero se movía tanto durante la noche que en varias ocasiones la había golpeado sin querer.

Otra de sus peculiaridades era su fascinación por los conejos. Le encantaban. Para entretenerla, Pan solía transfigurar pequeños conejos encantados que realizaban sencillas obras de teatro para su hija, aunque a Luna le hubiera bastado con que los conejos saltaran de un lado a otro. La mayoría de sus cosas tenían conejos: peluches, muchos peluches de conejos blancos, e incluso la habitación que compartía con sus hermanos estaba decorada con tallados de conejos en los bordes de las paredes.

Así era esta familia, cada uno diferente a su manera, pero no por eso menos unidos. Parecía que cada cualidad de uno compensaba o complementaba a las del otro, lo que los impulsaba a protegerse y apoyarse mutuamente.

...

Si volvemos a intentar alinear los sucesos en el orden correcto, lo primero que debemos mencionar es que Bellatrix se ganó completamente el favor de Arcturus, manejando con habilidad a una familia Black que estaba en declive. Lo que nadie esperaba era la muerte prematura de Arcturus, aproximadamente un poco más de dos años después de comenzar a enseñar a Bella. Fue una partida más temprana de lo previsto, pero lo más sorprendente fue que Arcturus ya había cedido el control de la familia a Bellatrix meses antes de su fallecimiento. Para Bella, aquello fue increíble. Esperaba que le llevara algunos años más ganarse la confianza de su abuelo, y lo mismo pensaba él; no planeaba morir tan pronto y había cambiado su testamento solo porque veía en ella un potencial, aunque no estaba completamente seguro de nombrarla heredera, fue casualidad.

Tras su muerte, Bellatrix decidió que, aunque no estaba mal ser la cabeza de la familia Black, la forma en que se llevaba la familia no era de su agrado. Quería volver a pasar tiempo con su familia, por lo que reorganizó todo para que el funcionamiento fuera más eficiente. Descartó casi por completo las reuniones políticas y su posición en el Wizengamot, pero mantuvo activas las áreas relacionadas con los negocios y las propiedades de los Black, gestionándolas desde casa, al igual que Pan hacía con su reserva natural.

Gracias a que ahora tenía el control total de la fortuna Black, Bella permitió que Jean expandiera su negocio en el mundo muggle. Aunque no comprendía del todo ese mundo como su esposa, confiaba plenamente en las capacidades de Jean y estaba dispuesta a apoyarla. A pesar de esto, no se olvidó de los otros miembros vivos de la familia Black. No expulsó a Walburga de Grimmauld Place, permitiendo que siguiera viviendo allí con Kreacher, evitando así cualquier conflicto entre ellos. Además, reincorporó a Andrómeda y a su hija a la familia, dándoles acceso a varias propiedades y a la riqueza de los Black. Aunque Bella ya no tenía contacto con ellas debido a los eventos pasados, esperaba que este gesto aliviara las tensiones. Poco después, descubrió que su hermana había retirado una propiedad y una suma considerable de dinero, pero no hizo nada en contra de ello. Con su otra hermana, Narcisa, tampoco tuvo mucho contacto.

Bellatrix volvió a disfrutar de una vida más familiar, lo que tanto Pan, Jean como sus hijos adoraban. El tiempo que pasaban juntos era de los más felices. Cada uno de sus hijos tenía intereses distintos, y todos conseguían hacerla sonreír o desesperarse a su manera. Con Hermione, su hija mayor, solía tener varios enfrentamientos, no porque se llevaran mal, sino porque ambas compartían un fuerte carácter y orgullo, lo que las llevaba a chocar. Con Riuz, su hijo varón, Bellatrix hacía todo lo posible por guiarlo en sus problemas mágicos y ser una buena madre. Y con su hija menor, Luna, se esforzaba por comprenderla y ayudarla a vivir una vida lo más normal posible, descubriendo que no es que Luna tuviera menos facultades que los demás, sino que se manifestaban de una manera diferente.

Hermione comenzó a practicar artes marciales, lo cual Bellatrix admiraba, ya que veía en su hija a una mujer fuerte, capaz de proteger a su familia. Por ello, se dedicó a educarla para que pudiera ser la guía y protectora de sus hermanos. Con Riuz hizo algo similar, añadiendo algunas enseñanzas básicas de etiqueta y política entre otros, ya que aunque Bella había dejado atrás la idea de Arcturus sobre cómo manejar a la familia Black, creía que su hijo podía ser el heredero principal... si él así lo deseaba. Si no, posiblemente Hermione tomaría el control, ya que siempre le gustaba tener todo bajo su mando.

Por otro lado, aunque enseñar cosas complicadas a Luna no sería muy productivo, Bellatrix y Pan lo intentaron, centrándose principalmente en ayudarla a socializar mejor. Curiosamente, esto terminaría ocurriendo de una manera peculiar.

En Ottery St. Catchpole, no eran la única familia mágica, y no era imposible cruzarse con otras. La familia Black solía salir al parque o realizar paseos por el pueblo para que los niños pudieran ver el mundo exterior. Durante una de esas salidas, otra familia mágica se cruzó en su camino: los Weasley.

Aunque el pasado entre ambas familias no había sido precisamente armonioso, las tensiones ya no eran tan graves. Un día, mientras Bellatrix, Pan y Jean llevaban a sus hijos al parque, se encontraron con Molly Weasley, quien también había llevado a los suyos a jugar. No fue un encuentro directo; simplemente sucedió que Ginny, la hija menor de Molly, se topó con Luna y quiso jugar con ella. Esto congeló a Luna, como ya le había pasado en otras ocasiones, pero afortunadamente tenía a su hermano Riuz a su lado, a quien se aferró de inmediato. Ginny, sin darse cuenta de la reacción de Luna, continuó jugando con ella como si nada.

Riuz, siendo un niño medianamente normal, se unió al juego de Ginny. Luna, sin embargo, permanecía pegada a su hermano, observando cómo la pequeña Weasley se divertía y hablaba con ella, aunque Luna no le respondiera. Para Ginny, estaba jugando con su nueva amiga, sin saber que en realidad solo jugaba con Riuz, mientras Luna se mantenía como una espectadora silenciosa.

Cuando Molly fue a buscar a Ginny para irse a casa, se encontró con Bellatrix y Pandora, quienes también estaban allí para recoger a Riuz y Luna. La situación fue algo incómoda, y empeoró cuando Ginny le dijo a su madre que había hecho una nueva amiga y que quería volver a jugar con ella. Ambas familias se llevaron a sus hijos, pero ese no sería su último encuentro. Ginny, al descubrir que Luna también era una bruja, se volvió insistente. Donde vivían, no había niñas de su edad que fueran brujas, lo que hacía de Luna la amiga perfecta, y no dejaba de pedirle a su madre que la dejara ir a jugar con ella. Molly sabía que tener a Ginny solo con sus hermanos no era ideal; necesitaba interactuar con otras niñas. De hecho, esa salida al parque había sido precisamente por esa razón. Aunque no le gustaba exponerse mucho al mundo muggle, lo había hecho por el bien de su hija. Finalmente, después de discutirlo con su esposo, quien recordó lo ocurrido en el juicio, los Weasley decidieron darle una oportunidad a esa posible tregua.

Cuando Bellatrix, Jean y Pan recibieron la carta de los Weasley, lo consideraron detenidamente. Sabían que Luna necesitaba más contacto con otras personas, y no podían enviarla a una escuela muggle como a sus hermanos debido a su condición. Intentar que tuviera al menos una amiga fuera de casa parecía una buena opción. Las familias se encontraron nuevamente en el parque, llevando a sus hijos para que jugaran. Con Hermione y Riuz a su lado, las cosas fueron más fáciles para Luna, aunque seguía sin hablar. Las madres también interactuaron un poco entre ellas, especialmente Pandora y Molly, quienes eran viejas conocidas. Durante la charla, Molly descubrió la particular situación de Luna.

Tras varios encuentros más, fue en la casa de los Black donde Luna finalmente se abrió más con Ginny. Dentro de su hogar, Luna se sentía segura, y ya no necesitaba estar pegada a sus hermanos, aunque seguían cerca. En ese entorno, Luna comenzó a hablar más con Ginny, y la amistad empezó a formarse. Con el paso del tiempo, Ginny se convirtió en una de las pocas amigas verdaderas de la familia, disfrutando de cierta libertad para visitarlos ocasionalmente. De hecho, Ginny estaba fascinada con Luna: su belleza, su personalidad, su encanto. De no ser así, no habría aceptado una amistad tan unilateral, no porque Luna no fuera una buena amiga, sino porque era indiferente a muchas cosas. Ginny podía ofrecerle muchas cosas, pero a Luna todo le daba más o menos igual.

Nadie notaba lo unida que Ginny estaba a la hija menor de los Black. Aunque, viviendo en una casa con tantos hermanos, era normal apegarse a la única otra niña. En especial, si la familia de tu amiga estaba compuesta casi exclusivamente de mujeres, el opuesto completo a tu propia familia. Esa era la razón por la que Ginny disfrutaba tanto ir a la casa de los Black: era un ambiente más femenino. Además, nunca la trataron peor que a sus propios hijos; incluso le compraban regalos que su familia no podía permitirse. Ginny era la única en su casa que tenía vestidos y accesorios nuevos en su habitación, todos regalos de Bellatrix y las demás.

---///---

1er Capítulo adicional

Gracias Jack BurlyHat por ser mi primera donante