Aquellos que se someten prosperan, ¡aquellos que desafían perecerán!

Dentro de la Perla Supresora de Almas, Ye Yuan miró ese rostro claro e impecable. Su corazón estaba en extremo dolor.

Habían pasado tantos años, Mu Lingxue todavía tenía esa apariencia incomparable, como una bella durmiente, como si uno pudiera despertarla en cualquier momento.

Pero en estos pocos años, Ye Yuan había intentado innumerables veces y nunca logró.

Ye Yuan sabía que en este caparazón incomparablemente hermoso, ya no había ni rastro de vida.

Lo que había, era solo la conciencia espiritual que se estaba disipando actualmente.

Puf, puf, puf...

De repente, grupos de luz fría y sombría se encendieron alrededor de Mu Lingxue, como encendiendo velas.

Estas luces sombrías como de velas encerraron rápidamente los alrededores de Mu Lingxue, protegiéndola en el medio.