Una visita no deseada III

Angrod, Maedhros, Eryn, Idril y Lia observaban a la figura del dragón. En cuanto a D, solo podían escuchar sus palabras, ya que se encontraba invisible. Idril ya había escuchado de este poder con antelación, pero se negó a creer que este pudiera afectarle a ella. Sin embargo, ahora que lo había presenciado, había recibido un duro golpe.

'No puedo usar maná'. Ese era el pensamiento que rondaba por la cabeza de ella. La maga más poderosa del reino había sido reducida a una persona normal, y el individuo que había causado esto se encontraba en ese lugar, oculto. Ella no fue capaz de resistir la presión que fue emitida por ese dragón. Sin lugar a duda, se trataba de una existencia superior. Era consciente de que no era su rival. Incluso si usaba la manifestación, su derrota estaba garantizada. En esos momentos, solo podía depender de aquella existencia que odiaba. Le daba rabia admitirlo, pero no podía imaginar a ese mocoso siendo derrotado. Podía escuchar la voz de aquel chico, cuya voz sonaba con una calma que era perturbadora.

"Elige cuidadosamente tus palabras, o puede que te mate por accidente, ya que de vez en cuando tiendo a malinterpretar lo que dicen las demás personas", declaró la figura invisible. Sin lugar a dudas, se trató de una amenaza.

"Entiendo. Así que fuiste tú quien armó todo ese alboroto", declaró el dragón. Su voz seguía indiferente, y su mirada se había vuelto aguda. Parecía estar escaneando toda la zona en busca de más enemigos.

"No te molestes en buscar a más personas. En este lugar solo estamos nosotros".

"Es extraño".

"??????".

"Esto, sin lugar a dudas, es una autoridad, y una muy poderosa, que garantiza la victoria en todas tus batallas. Soy incapaz de sentir a la naturaleza en este lugar. La mayoría de mis habilidades han sido selladas. Se trata de un poder aterrador. Si alguien quisiera matarte, tendría que luchar cuerpo a cuerpo, pero incluso eso sería difícil, ya que eres bastante difícil de encontrar cuando te ocultas. Permíteme hacerte una pregunta: ¿eres capaz de utilizar tus poderes dentro de este lugar?", preguntó el dragón, que no paraba de analizar cada detalle que se le presentaba. Él pensó que no recibiría una respuesta, pero pronto sus dudas fueron aclaradas.

"Sí, soy capaz de usar todos mis poderes dentro de este lugar. Y es como dices: si deseas matarme, tendrás que luchar cuerpo a cuerpo, sin ayuda del maná externo, y derrotarme. Si te soy sincero, es una mala idea ir en mi contra una vez que suelto esta autoridad. Y otra cosa: si te quedas mucho tiempo en este lugar, sin lugar a dudas podré suprimir por completo tu maná interno y potenciar tu cuerpo con el maná interno se volverá imposible", dijo la existencia que permanecía invisible.

"Entiendo lo que tratas de decirme. Sé que no me estás mintiendo. Después de todo, puedo sentir cómo la fuerza de tu autoridad está suprimiendo mi maná. Pero aunque esté en una mala situación, no me puedo ir. Se me encomendó una misión, y el fracaso no es una opción", declaró el dragón. Su mirada no mostraba el más mínimo indicio de miedo. Estaba más que preparado para luchar a muerte.

"Que terco eres, pero admiro tu valentía. Ya que llegamos a esto, no queda de otra", declaró la existencia invisible.

Con eso dicho, el dragón se inclinó sobre una rodilla y colocó su mano derecha en lo que parecía ser el suelo del lugar. Trató de activar algo parecido a un hechizo. Todos pudieron ver cómo se formaba el hechizo, pero este se quebró instantáneamente poco después.

"Los hechizos también se ven afectados", dijo el dragón.

"Correcto. Puedo ver que estabas tratando de invocar algo de otro espacio dimensional. ¿Era un arma?", preguntó la existencia invisible.

"Sí, iba a traer el arma perfecta capaz de matarte", declaró con una confianza inquebrantable. Estaba más que claro que no estaba mintiendo. De haber mentido, habría sufrido graves consecuencias. Las siguientes palabras de la existencia invisible sorprendieron a todos los presentes, y por fin se pudo ver una cara de sorpresa en el rostro del dragón.

"Ya veo. Entonces te dejaré traer tu arma".

"¿Tú me estás menospreciando a mí, un dragón?", preguntó. La declaración de esa existencia lo había dejado sorprendido. Alguien lo estaba menospreciando. Era la primera vez que le pasaba esto.

"No te lo tomes como un insulto. Créeme, vas a necesitar más que un arma para matarme. Incluso yo me siento mal por las pobres criaturas que deciden enfrentarme", declaró la existencia que había permanecido oculta hasta el momento. Estaba más que claro que tenía confianza, pero la verdadera razón por la cual iba a permitir que el dragón invocara su arma se debía a que quería robarla, después de todo la existencia invisible estaba leyendo la mente del dragón y había descubierto varias cosas de lo más interesantes, como por ejemplo, que el dragón tenía acceso a un almacén lleno de armas legendarias y que cada arma tenía un poder especial. Otra cosa que había descubierto leyéndole la mente había sido que, en verdad, planeaba matarlo en un combate cuerpo a cuerpo. Ese dragón parecía ser capaz de percibirlo vagamente, gracias a las leves corrientes de aire que se habían filtrado dentro de la autoridad.

"Te vas a arrepentir de tu decisión", declaró.

"No lo haré. Adelante, intenta invocar tu arma", dijo la existencia que permanecía oculta.

Una vez que la existencia invisible le confirmó al dragón que ya podía invocar su arma, este rápidamente volvió a colocar su mano en el suelo de color blanco. Y rápidamente apareció un círculo mágico de color dorado, del cual comenzó a emerger lentamente un arma. Se trataba de un estoque. Era diferente de las armas que había visto la existencia invisible desde que había llegado a este nuevo mundo.

"Qué inusual. ¿Planeas apuñalarme hasta matarme con eso?".

"Tranquilo, lo vas a averiguar muy pronto".

Cuando el dragón declaró que lo iba a descubrir muy pronto, casi de inmediato, los músculos de sus piernas se hincharon, y en un movimiento rápido, este se abalanzó y cortó la distancia entre él y la existencia que estaba oculta. Todos los presentes se habían sorprendido por la tremenda velocidad que estaba mostrando el dragón, a pesar de no poder utilizar su maná correctamente. Con cada segundo que pasaba en este lugar, se debilitaba su control sobre el maná. Pero esto no parecía ser un impedimento para él. Cuando llegó a cierto espacio, apretó fuertemente el estoque que tenía en su mano derecha y lo clavó hacia el vacío. Este estoque no tenía nada de especial; solo era un arma oxidada que parecía no tener nada de filo. De cierta forma, parecía inofensivo. Pero la realidad era muy distinta. El estoque pronto se había encontrado con una resistencia en el vacío. Todos fueron testigos de cómo el estoque parecía haber chocado contra algo extremadamente duro, y un eco se había esparcido por todo el lugar.

"¿Qué?", preguntó estupefacto el dragón. El estoque que había sido bendecido con el 'atributo penetración' no pudo atravesar a su objetivo.

"Sin lugar a dudas, es un buen arma, pero le faltó potencia. Ahora es mi turno".

Cuando la existencia invisible soltó esas palabras, casi al instante, el estoque se partió en pequeños pedazos, hasta la empuñadura. El dragón pudo ver cómo un arma legendaria era reducida a pequeños fragmentos.

"Imposible. Aunque tu autoridad esté restringiendo el maná, no debería poder debilitar el poder que le fue otorgado a esa arma", dijo confundido.

"¿Y quién dijo que debilité el poder de esa arma?".

"¿Entonces cómo?".

"Es simple. Destruí esa arma utilizando un poder mayor al que ella poseía. Pude notar que el estoque poseía cierto poder de penetración. Era bastante peligroso, sin lugar a dudas", declaró la figura invisible. Estaba más que satisfecho con el resultado. Se había arriesgado y había utilizado el pedazo de puerta que había tomado de aquella biblioteca como escudo. El resultado lo dejó satisfecho. Él no era tonto; no se iba a dejar apuñalar con un estoque que, además de penetrar fácilmente casi cualquier cosa, también tenía la capacidad de dañar seriamente el alma de una persona.