—¿Olla? ¿Realmente trajo una olla? ¿De verdad pensó que estaba aquí para un paseo?
Dai Wenhuo no podía entender qué estaba pasando por la mente de esta mujer. Sin embargo, Gu Yundong ya había comenzado a buscar piedras para construir una pequeña estufa.
Dai Wenhuo frunció el ceño. Al mismo tiempo, el otro guardia, Dai Zhong, sintió que no era bueno dejar que una chica hiciera las cosas, así que susurró:
—Joven Maestro, iré a recoger algo de leña por aquí.
—Está bien, adelante.
Dai Zhong tampoco caminó muy lejos. Estaba a la vista y podía venir si ocurría algo.
Después de que Dai Zhong se fuera, Dai Wenhuo finalmente no pudo soportarlo más y se acercó a Gu Yundong. Su tono seguía siendo bastante suave.
—Señorita Gu, no es bueno ir a cazar a las montañas con una olla, ¿verdad?
—¿Cómo no va a ser bueno? Es conveniente para cocinar. —Mientras hablaba, sacó un frasco de condimentos de su mochila.
La boca de Dai Wenhuo se contrajo.