—¿Qué pasa? —Feng Qingxue lo miró sorprendida—. Date prisa y prepara la comida. Si no traes pronto el flan de huevo al vapor, voy a alimentar a Xibao.
—Lu Jiang cambió de dirección y se acercó a ella, alcanzando a tocar la esquina de su ojo—. ¿Por qué tienes los ojos rojos? Y también las ojeras, incluso hay manchas de lágrimas en tus mejillas. No me digas que te entró arena en los ojos, no has salido, no hay posibilidad de que te encuentres con arena. Y afuera está nevando, no podría haber volado arena hasta tus ojos.
—Feng Qingxue se quedó pasmada, luego se rió:
— ¡Tienes buen ojo! Estaba leyendo 'Sueño del Palacio Rojo', y pensando en la trágica historia de amor de Lin Daiyu y Jia Baoyu, no pude evitar llorar. Justo me viste.
—No lo creo, definitivamente no estás diciendo la verdad —Lu Jiang no era tan fácil de engañar.