La parte de repartir es lo que la gente más espera.
Justo como describía el canto, el carpintero empezó a lanzar caramelos, cacahuetes y otros bocadillos desde el tejado.
En el suelo, adultos, niños, jóvenes, viejos, prácticamente todos se empujaban juntos para agarrar caramelos.
La escena era muy animada.
Ni Yang preparó más de cincuenta libras de caramelos, además de galletas, cacahuetes y cosas del estilo, pesando alrededor de setenta a ochenta libras. Así que, prácticamente todos lograron conseguir algo.
Durante esta época, una familia típica prepararía a lo sumo cuatro o cinco libras de caramelos para una ceremonia de levantar el cabío. No había ninguno tan generoso como Ni Yang.
Así que todos estaban extraordinariamente felices mientras agarraban caramelos.
Todos podían agarrar algo; incluso la anciana que le costaba caminar consiguió agarrar una bolsa entera.
Después de que terminó la ceremonia de levantar el cabío, era hora de comer.