Xiaozhou giró la cabeza para mirar la pantalla.
Ni Yang, riendo, preguntó:
—¿Por qué siempre estás mirando la pantalla? ¿Escondes a una belleza detrás?
Xiaozhou se tocó la nariz:
—No, es solo que creo que los patrones en la pantalla son fascinantes.
Ni Yang asintió con una sonrisa ambigua:
—Oh, tengo que irme, tengo unos recados que hacer. Recuerda cobrar dinero para mí.
—¿A dónde vas? —preguntó instintivamente Xiaozhou.
—A ganar dinero, para mantener a nuestro señor Mog en casa —respondió Ni Yang sin mirar atrás.
—... ¡Él también deseaba que alguien lo mantuviera! —exclamó Xiaozhou después de que Ni Yang se fue.
Una figura alta y delgada emergió de detrás de la pantalla. La luz tenue lanzó una capa de misterio sobre sus rasgos faciales distintivos, haciendo difícil leer la expresión en sus ojos estrechos.