Amuleto Gratis

—Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy realmente muerto.

—Esa Vieja Bruja me golpeará si descubre que no cuidé bien a los niños. Sin mencionar al Maestro que parece favorecer a esa Vieja Bruja. Él también la golpearía con su sartén por enfadar a la Vieja Bruja.

—Ríos de lágrimas invisibles fluían de los ojos de Elga.

—¡Es tu culpa, Cui! ¡Deberías haberme llamado más tarde! —Elga se jaló el cabello y miró fijamente al chico del cabello como calabaza, mientras imaginaba imágenes grotescas en su cabeza.

—Recibiendo una mirada mortal, Cui se paralizó. —Instructora, ¿por qué estás de repente enojada? ¿Qué pasa?

—Son los niños de los Propietarios. No puedo encontrarlos dentro del territorio.

—Todos los antiguos residentes habían clasificado hace tiempo a esas pequeñas criaturas que siempre siguen al Propietario como sus hijos y el Propietario no parece refutar el rumor.

—Si son ellos, creo que los vi bajar por el nuevo camino de la montaña —dijo Cui.