—Ji ji ji —ya no puedo sanar a la Maestra. Me he quedado sin maná —Pequeño Ginseng jadeó y descansó primero.
—Kya —¿Estará bien la Maestra ahora?
—Ji ji ji —creo que sí. Su respiración ya no es débil.
Pequeño Loto miró las heridas de su Hermano Mayor que aún no sanaban —kya —¿Y ustedes, estarán bien?
Pequeño Ginseng palmeó confiado su pecho —¡Estaré bien! Las heridas sanarán con el tiempo.
—Pío Pío —¡Creo que la maestra está despierta!
Pequeña Zhou se despertó al sonido de alguien hablando a su lado. Cuando abrió los ojos, tres pares de ojos la estaban mirando.
—¡La súcubo! —Se sentó inmediatamente, recordando su situación.
—Pío Pío —La impresionante Tía Marcial sigue luchando contra ella.
Pequeña Zhou siguió la mirada del polluelo —Maestra.
—Pío Pío —Tía Marcial dijo que no interfiriéramos. Dijo que quería estirar los huesos.
++++